Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) alrededor de 1300 millones toneladas de alimentos se desechan en el mundo.
De acuerdo a la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, se calcula que cerca del 30% de la producción total de alimentos se desperdicia a lo largo de toda la cadena productiva, desde su cosecha hasta el consumo en hogares. En un mundo donde 3.100 millones de personas tienen dificultades para acceder a dietas saludables y 828 millones pasan hambre, se vuelve fundamental implementar técnicas que ayuden a reducir estas situaciones.
Al trasladar estos datos a la alimentación, si se analiza el desperdicio de alimentos en relación a la pérdida de nutrientes, se calcula que una persona pierde la posibilidad de acceder a 40.385 Kcal por año. Esto significa que un porcentaje significativo de nutrientes se pierden en la parte final de la cadena alimentaria, impidiendo así su consumo.
“La principal causa de esta situación está relacionada a un desconocimiento de las personas sobre cómo manejar y aprovechar al máximo los alimentos que ingresan a sus hogares”, comenta Marcela Leal, nutricionista (MN.1.196) y Máster en Tecnología de los Alimentos. “Es común encontrar personas con malos hábitos de compra, que no planifican o adquieren productos que no necesitan. También hay quienes son muy exigentes con el aspecto de los alimentos y que ante el primer cambio los desechan, sin considerar que el valor nutricional sigue siendo el mismo”.
El desperdicio también se puede producir por problemas técnicos en el traslado o en el punto de venta, principalmente relacionado a fallas en la cadena de frío. Otro error recurrente, es la mala interpretación de las fechas de vencimiento o consumo preferente, por ejemplo, cuando se hace una gran compra sin verificar este dato y luego no se consume en el tiempo adecuado.
En este sentido, es importante formar consumidores responsables, que sean conscientes a la hora de comprar, preparar y guardar alimentos para evitar al máximo el desperdicio de los mismos. Un consejo que brindan los profesionales es la planificación de las comidas para adquirir lo necesario, evitando así las compras impulsivas e innecesarias.
“Al momento de ir al supermercado, es importante evaluar las ofertas y solo comprar si se va a consumir, para que no quede perdido en la alacena y pase su fecha de consumo. El almacenamiento de los alimentos también es un punto clave para evitar desperdicios. Si sobra comida se puede recurrir a su guardado en el freezer o congelador para consumir en otro momento”, comenta la profesional.
A su vez, es importante formar un buen criterio para aquellos alimentos perecederos que parecen desechables a la vista pero que siguen siendo aptos para su consumo. Lo mismo sucede con los restos de comidas. Un ejercicio interesante es buscar recetas para transformarlas en otros platos, dándole una nueva oportunidad a los alimentos mientras se evita su desperdicio.
“Para lograr disminuir el desperdicio de alimentos generando beneficios sociales, económicos y ambientales, es clave avanzar hacia modelos de alimentación saludables y respetuosos con el medio ambiente. Es fundamental incorporar prácticas que eviten el desecho de alimentos que son aptos para su consumo”, concluye Leal.
En este sentido, el miércoles 5 de octubre a las 9:30, Mastellone Hnos. estará realizando la jornada “Pérdida y Desperdicio de Alimentos: un desafío que nos compromete a todos”, que se realiza de forma virtual y presencial en el Salón Auditorio Fundación Barceló. Este evento, tiene como objetivo conversar sobre la temática desde diversos puntos de análisis relacionados a la nutrición y al ciclo productivo de los alimentos. Los interesados pueden anotarse en: http://mediabranders.com/registro-jornada-perdida-y-desperdicio-alimentos/