Del 19 de septiembre al 17 de octubre de 1945: los días que marcaron a Juan Domingo Perón

Ese día el entonces coronel Juan Domingo Perón se convirtió en la máxima figura de la política argentina del Siglo XX.


Pasados casi 80 años desde entonces y 50 desde su fallecimiento en 1975, su liderazgo se mantiene en la mayor parte del pueblo, como se ha expresado en las sucesivas victorias en las elecciones nacionales, provinciales y municipales realizadas desde el levantamiento, tras 18 años de proscripción del peronismo impuesta por los golpistas de 1955.

Ese 17 de octubre, una cantidad de ciudadanos se hizo presente en la Plaza de Mayo para exigir la liberación de Perón, detenido en la isla Martín García y hasta hace muy poco un hombre clave del gobierno de facto del general Edelmiro Julián Farrell. Adelina Humier, una vecina de Berazategui que participara de la movilización, escribió: “Yo viví las calles de Buenos Aires de ese 17 de octubre de 1945, amaneció un día de esplendoroso sol. Los que entendieron al Coronel Perón, los desheredados que abrazaron desde el principio la justicia social dejaron las fábricas, los talleres, las oficinas y salieron a reclamar por la libertad de su querido Coronel… Los Descamisados, con un sol radiante encaminándose hacia Plaza de Mayo”.

Habían pasado 28 meses y medio desde que el 4 de junio de 1943 una sublevación encabezada por el general Arturo Franklin Rawson derribara el gobierno del presidente Ramón Antonio Castillo. Este había sido electo vicepresidente como compañero de fórmula de Roberto Marcelino Ortiz, a quien sucediera a su muerte en 1942. Rawson fue reemplazado por el también general Pedro Pablo Ramírez, quien incorporó a su equipo, como secretario de Trabajo y Previsión, a Perón, quien así se hizo conocer como defensor de los sectores más humildes de la sociedad argentina.

Perón, hijo de una aborigen, era un hombre culto e interesado por las cuestiones sociales, influido por su experiencia cuando, siendo joven oficial, participó en la represión de los trabajadores de la fábrica Vasena, en el barrio porteño de San Cristóbal (hoy Plaza Martín Fierro) durante los sucesos de la “Semana Trágica” de enero de 1919, bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen.

Cuando aún estaba en sus primeras etapas como oficial, escribió trabajos que luego se usarían como material de estudio en academias militares, entre ellos: “Higiene militar” (1924), “Moral militar” (1925), “Campaña del Alto Perú” (1925) y “El frente oriental en la guerra mundial de 1914. Estudios estratégicos” (1928), mostrando su interés por lo militar y lo social.

Su rol en los gobiernos de Ramírez y Farrell fue decisivo para encarar cambios que se profundizaron en los años siguientes y que, pese a derrocamientos posteriores, se mantienen hasta hoy.

Los grandes logros laborales y sociales, como el “Estatuto del Peón”, generaron rechazo en otros sectores. Así, el 19 de septiembre de 1945, unas 200.000 personas participaron de la “Marcha de la Constitución y la Libertad”, encabezada por figuras como José Pascual Tamborini, Enrique de las Mercedes Mosca, Nicolás Repetto, Laureano Landaburu, Manuel Ordóñez, Juan José Díaz Arana y Horacio Carlos Rivarola.

A partir de entonces se desató un gran cuestionamiento contra Perón, incluyendo presión de Estados Unidos. El 12 de octubre, Farrell, presionado por el general Eduardo Avalos, ordenó la detención de Perón, trasladándolo a la isla Martín García, desde donde escribió a Eva María Duarte (Evita):

“Mi tesoro adorado… Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos… Hoy he escrito a Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salgo nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos”.

Tres días después, la Federación Obrera de Trabajadores de la Industria Azucarera reclamó su liberación y declaró una huelga. Al día siguiente se sumaron obreros de Berisso y Ensenada, y en talleres y fábricas de Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina y Rosario también hubo movilizaciones. La Confederación General del Trabajo convocó a un paro general para el 18, pero el 17 Perón fue trasladado al Hospital Militar.

Ese día comenzaron las movilizaciones impulsadas por las bases. El sindicalista Cipriano Reyes avanzó desde La Plata al frente de importantes columnas. Aunque la policía levantó los puentes sobre el Riachuelo, la multitud cruzó nadando y en balsas. Llegado el mediodía, la Plaza de Mayo estuvo colmada y la gente se refrescaba los pies en la fuente. Aunque algunos mandos quisieron reprimir, Farrell envió emisarios a pactar con Perón, quien fue liberado y a las 23 llamó desde el balcón de la Casa Rosada a una “desmovilización en paz”.

El 22 de octubre se casó con Evita, y su lugar en la Secretaría de Trabajo y Previsión fue ocupado por Domingo Alfredo Mercante, amigo y coorganizador de la marcha, luego gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1946 y 1952.

Ya estaba todo dicho.

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