Gente que festejaba la asunción de Alberto Fernández en las afueras de la Casa Rosada se metieron en la famosa pileta.
Seguidores del flamante presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner se atrevieron a soportar el calor sofocante frente a la Casa Rosada, mientras esperan por la salida al balcón de la fórmula del Frente de Todos y disfrutan de un “show popular” con más de 30 bandas musicales.
Para la militancia, no hay mejor solución a las altas temperaturas que volver a un viejo ritual peronista: poner “las patas en la fuente” de Plaza de Mayo. Desde temprano, decenas de personas refrescaron su cuerpo en la plaza central.
Para quienes apoyan esta ideología, se trata es un gesto de fuerte significado político ya que es un símbolo “fundador” del movimiento que llevó al poder al general Juan Domingo Perón y que marcó un antes y después en la Argentina.
El primer retrato de esta escena fue en pleno 17 de octubre de 1945, durante lo que más tarde fue bautizado como “Día de la Lealtad”.
En aquella jornada, una masiva movilización obrera y sindical fue impulsada desde las fábricas y se dirigió a Plaza de Mayo para reclamar la liberación al secretario de Trabajo y Previsión Social de la Nación. Perón se encontraba detenido por orden del ministro de Guerra, Eduardo Ávalos.
En la historia reciente se recuerda con los pies en la fuente el ex vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, el líder piquetero Luis D’Elía y el dirigente de Quebracho, Fernando Esteche entre otros dirigentes del kircherismo. Se produjo en noviembre de 2016, en la marcha definida como “jornada nacional de lucha” convocada por las CTA y miembros de agrupaciones como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Federación Agraria Argentina (AAA), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y Barrios de Pie, entre otras.