El comercio exterior es clave para la acumulación de reservas del Banco Central. Hay buenos indicios, pero pueden ser insuficientes.
El Banco Central necesita acumular dólares para salir del cepo y el comercio exterior es la clave. Luego que en 2023 la balanza comercial arrojó un déficit de U$S 7.000 millones, este aña luce diametralmente opuesto con proyecciones que hablan de un saldo a favor de hasta U$S 20.000 millones.
La producción agropecuaria y el creciente sector energéticos son los factores claves de esta reversión en el ingreso de divisas, fundamental para defender el tipo de cambio que el Gobierno jura que no modificará en forma abrupta.
Los datos de comercio exterior que publicó el INDEC revelaron un superávit de U$S 8.800 millones en los primeros cinco meses del año y dejó algunas reflexiones.
La consultora LCG señaló que “las importaciones en niveles semejantes a los de abril parecen indicar que la actividad no habría despegado en mayo”.
“Pero más allá de esto, es esperable que en la medida que la economía empiece a asentarse el resultado mensual vaya perdiendo fuerza a partir de la recuperación de las importaciones”, añadió.
A su vez indicó que “de sostenerse la dinámica de atraso cambiario, las exportaciones podrían verse afectadas y factores especulativos podrían incidir nuevamente sobre la demanda de importaciones”.
Frente a este escenario LCG espera un superávit en torno a los US$ 20 mil millones.
Por su parte, ABECEB marcó que “con los primeros cinco meses con un superávit comercial orillando los US$9.000 millones se espera que la tendencia creciente de las exportaciones en cantidades se mantenga principalmente impulsadas por los sectores primario y energéticos”.
Acerca de las importaciones sostuvo que “seguirán en niveles bajos, aunque recuperándose en el margen al compás de la tibia mejora esperada en el nivel de actividad y de un peso que también seguirá apreciándose en el margen”.
“Nuestras proyecciones apuntan a un superávit comercial en torno a los US$ 16.000 M para este 2024 versus un déficit de US$6.926 millones en 2023″, concluyó la firma.
En tanto, ACM remarcó que “el buen desempeño del Intercambio Comercial Argentino responde a mayores cantidades exportadas, principalmente de productos primarios, y a menores importaciones, debido a un mayor tipo de cambio y a la contracción de la actividad económica”.
Agregó que “en el acumulado anual, exceptuando Vehículos y automotores, todos los usos económicos presentan una disminución en sus importaciones. Esto sugiere que, a medida que la actividad económica mejore, tal efecto de las importaciones tenderá a disminuir”.
No obstante, indicó que “el superávit energético, junto con la recuperación -aunque más moderada a lo esperado- de las exportaciones agrícolas, contribuirán a un superávit comercial este año”.
“Por el momento, mantenemos nuestras estimaciones de una balanza comercial superavitaria entre US$12.000 y US$15.000″, finalizó ACM.
Estos números son clave porque el Gobierno necesita dólares para poder avanzar en la salida del cepo.
La alternativa es un nuevo programa con el FMI pero para eso enfrenta algunos obstáculos dado que la firma de un programa diferente al que está en curso lo obliga a buscar la aprobación del Congreso Nacional, lo cual no parece la alternativa más atractiva a juzgar por lo que sucedió con el tratamiento de la Ley de Bases.
La llave para salir de esta encerrona la dio un ex funcionario del organismo, Alejando Werner, quien fue uno de los negociadores para la aprobación del programa otorgado a Mauricio Macri.
En un documento del 26 de octubre de 2018 en el que Werner tuvo total incidencia como ex Directivo para el Hemisferio Occidental, el FMI dejó plasmada la extensión hasta U$S 56.300 millones del Stand By que se había firmado apenas cuatro meses antes.
De ese total se giraron U$S 45.000 millones dado que al asumir Alberto Fernández Argentina decidió no seguir con los desembolsos previstos.
En declaraciones periodísticas, Werner puso el foco en ese aspecto legal: “Es una referencia donde uno podría estar anticipando que estuviese el orden de un nuevo programa que podría ser entre U$S 8 mil y U$S 10 mil millones, más o menos. Creo que el gobierno argentino debería pelear por eso”.
La diferencia entre la ampliación y un nuevo programa es sustantiva, ya que una extensión no debiera pasar por el Congreso, en cambio si se hace uno nuevo requerirá el tratamiento en ambas cámaras.
En medio de la renegociación por el fallido plan otorgado a Macri, a principios de 2021 Fernández y el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán impulsaron en el Congreso la Ley 27.612 que dispuso todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Congreso.
Esta ley no fue modificada por el DNU 70/2023 impulsado por Javier Milei ni por la delegación de facultades recientemente aprobada por el Congreso.
“Es muy importante para la tranquilidad de los mercados que se vea que el Banco Central tiene estos recursos para apoyar al peso en casos extremos”, señaló Werner en recientes declaraciones a la prensa.
El ministro de Economía Luis Caputo había anunciado que tras el visto bueno del Board del organismo a la octava revisión comenzarían las negociaciones para ese programa que permita el giro de dólares frescos, sin embargo aún no hay novedades y la reunión entre Milei y la titular del FMI, Kristalina Georgieva tampoco aportó señales contundentes al respecto.
“Hablamos sobre el contorno”, se limitó a explicar Milei sobre el contenido del diálogo con Georgieva.
Dado que el FMI hizo una serie de reclamos en relación al manejo del cepo y del tipo de cambio la negociación no será sencilla y los dólares de exportación serán indispensables.