Certezas y dudas

A poco menos de 15 días para las elecciones y con la economía «detenida y secuestrada» por la casta política, la gente vuelve a encender sus radares de prioridades, que siguen siendo las mismas que en 2023.


Por Miguel Ángel Rouco

A poco menos de 15 días para las elecciones y con la economía «detenida y secuestrada» por la casta política, la gente vuelve a encender sus radares de prioridades, que siguen siendo las mismas que en 2023.

Al margen de las especulaciones sobre el resultado del comicio, todos los indicios apuntan a que la sociedad dará prioridad a aquellas cuestiones que develan su diario trajinar.

La inflación vuelve a ocupar el centro de la escena porque aún las tensiones de precios no desaparecen y, aunque el pivote del índice mensual gira en torno del 2%, eso es intolerable para cualquier proyecto económico. No importa el tamaño: cualquier emprendimiento, a esos niveles de inflación, echa por tierra cualquier aspiración, especialmente en el caso de los sectores de ingresos fijos.

De esta manera, la inflación continúa ocupando el centro de la escena en la sociedad argentina. Esto muestra el grado de confusión que existe entre algunas supuestas mentes ilustradas que no entienden el clima social y centran sus análisis en escándalos de corrupción, propios de miserables animales políticos.

A nadie le importan los nombres de los candidatos: la sociedad volverá a privilegiar a quienes le garanticen estabilidad de precios, mejores empleos y salarios, y mayores niveles de seguridad.

La sociedad argentina —y en especial las nuevas generaciones— sabe que la magia no existe y que el esfuerzo realizado en estos 20 meses apenas está mostrando una mejoría respecto de los oscuros años pandémicos. Está claro que no creen que los problemas estén solucionados, pero saben que el esfuerzo está mostrando mejoras.

En la economía, nada es permanente. Todo es dinámico. Algunos negocios cierran y otros surgen; algunos proyectos se concretan y otros no. Pero la dinámica no se detiene.

El ambiente económico está cambiando y está dejando paso a un escenario en el cual la eficiencia reemplaza a la “avivada criolla” de la inflación. Eso incomoda a muchos poderosos, pero beneficia a la sociedad, en especial a los jóvenes que con todo su vigor desplazan a las viejas rémoras inflacionarias.

El acuerdo con los Estados Unidos sólo representa un paño frío, y la sociedad sabe que la crisis cambiaria sólo será una anécdota.

¿Hay dudas todavía? Sí. En 2023, la economía argentina estaba agonizando y sin chances de sobrevida. Hoy, está en terapia intensiva y aún depende de un respirador externo (ahorro externo). Sin embargo, tiene perspectiva de sobrevida, y eso es esperanzador porque sus signos vitales están mostrando reacción.

El reciente acuerdo de YPF y la italiana ENI, que podría generar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales en exportaciones, augura una mejora concreta. Lo mismo ocurre con el aumento del área sembrada en trigo y maíz.

Además, los nuevos proyectos en minería, tecnología y energía garantizan un nuevo perfil productivo. Ahora es el tiempo de las reformas estructurales para adaptar el marco jurídico y económico a ese nuevo perfil, de modo que se puedan generar nuevos puestos de trabajo y aumentar la productividad.

Hay dudas, como dijimos más arriba. Pero también hay certezas: la baja de la inflación junto con el mantenimiento de la disciplina fiscal y monetaria es un activo que la sociedad valora y no negocia con ningún ilusionista.

Entradas relacionadas

Deja tu comentario