Mauricio Macri fue directo y felicitó de inmediato a Luis Caputo: “Por fin se acabó el invento de la oposición”. Ocurrió durante una charla, después de que el ministro concluyera su presentación en el Congreso.
Macri sostiene que, con la exposición de Caputo, el Gobierno terminaba por desmontar una operación política que iba contra el propio corazón de la Casa Rosada: cuestionar e intentar la renuncia del hombre que tiene la llave de los mercados internacionales para financiar los fuertes desequilibrios macroeconómicos.
Caputo garantiza los fondos del exterior para moderar el ajuste y viabilizar la reelección del Presidente. Christine Lagarde esbozó la misma tesis en la reunión privada con Macri. Por eso, el Gobierno cree que la oposición busca enlodar al Caputo y complicar el acceso al crédito externo.
Esa es la historia secreta que reconstruyó Clarín. Macri se lo dijo a Caputo: “Se cayó el invento de la oposición”. Y Caputo precisó: “Mostré toda la documentación que acredita que tengo razón”. Macri apeló entonces a un término futbolero: “Ganamos por goleada”. Caputo respondió: “Presidente, se terminó la infamia”. El ministro dijo que vivió las denuncias como un calvario personal y familiar.
Por eso no está arrepentido del traspié del “papelito” ni de la increíble oportunidad que les dio a los kirchneristas de terminar -para su propia tropa- la sesión en un bochorno.
El Presidente pasó por alto el desliz. Pero el ministro dejó en evidencia que conoce de finanzas y flaquea en política.
Para algunos, Caputo le dio al kirchnerismo una salida de lujo, cuando los argumentos del grupo de Axel Kicillof tambaleaban.
Kicillof hizo una larga exposición, pero nunca fue al centro de la cuestión. El ex ministro tenía información secreta y temía que Caputo la hiciera pública: el detalle de la negociación en la que Kicillof benefició a Repsol y las abultadas comisiones que Cristina le pagó a un solo banco -Deutsche Bank- en la colocación del Bonar 2024 . Fueron del 1 %, cuando ahora se paga a un consorcio el 0,12 %. El griterío final -en definitiva- benefició a ambos. Hubo varios temas centrales que nunca se abordaron y que evitó la Casa Rosada.
El Frente Renovador -vía el diputado Ignacio De Mendiguren- no pudo introducir un tema clave: la bomba económica que puede generar el endeudamiento si no tiene suficiente sustentabilidad de repago.
Tampoco se profundizó sobre cómo hará la Argentina para abonar la deuda, si se ensancha el rojo comercial. El “circo” final evitó que se tratara otra cuestión: aún es secreto el lesivo contrato que Cristina firmó con el Club de París. Nadie entiende porqué Macri mantiene ocultas las cláusulas del acuerdo.
Caputo preparó la presentación con su equipo íntimo. No hizo entrenamiento previo, ni contrató ningún “coach” , como surgió del propio Gobierno. Esa versión la dejaron trascender funcionarios que tienen enconadas internas con el ministro.
Pero igual Caputo recibió toda una “red de contención” de la Casa Rosada. El propio Macri habló del tema con Miguel Pichetto y la cuestión la siguió el jefe de Gabinete.
El operador fue Federico Pinedo: el martes a la tarde Caputo estuvo en secreto en el Senado. El compromiso fue armar un esquema que permitiera le permitiera salir -por lo menos- ileso del Congreso. Pichetto se habría comprometido a facilitar las cosas a Caputo. Fue evidente y claro que el -antes furioso kirchnerista y ahora dócil- senador del peronismo federal Jose Mayans manejó la sesión a favor del ministro.
Mayans fue el mejor “operador” de la Casa Rosada en la sesión: mantuvo a senadores y diputados a raya y decidió terminar todo cuando comenzó el desborde y el ministro se lo exigió: “Vamos porque ya estoy muerto”.
Caputo le agradeció -el miércoles a la tarde- su tarea en un efusivo mensaje de texto.
El “acuerdo” para ayudar al ministro se constató en el propio recinto. Maryans bufaba junto con Caputo, cuando las preguntas se repetían. El senador -en un momento- le dijo, por lo bajo: “Yo no puedo creer que te pregunte cuatro veces lo mismo”. Caputo exclamó: “Ya están haciendo circo”. Marcos Peña cree que ya se ganó la pulseada. Pero es un error.
El “affaire Caputo” todavía no concluyó: está abierta una seria investigación judicial. La Oficina Anticorrupción envió un exhorto a la Securities and Exchange Commision para constatar si las afirmaciones del ministro se corroboran en la documentación.
En la Casa Rosada sostienen que la OA va a cerrar el expediente. Laura Alonso rechaza esas presiones: “Acá no cerramos nada”. Pero la Oficina Anticorrupción recibió, antes de Semana Santa, un requerimiento de Carlos Rívolo: el fiscal exigió toda la documentación del “caso Caputo”. Rívolo pidió -y ya obtuvo de Julián Ercolini- el levantamiento del secreto fiscal del ministro. Caputo dijo en la Casa Rosada estar tranquilo. Según sus palabras, los datos de la AFIP comprobarán que la sociedad off-shore es de un pariente cercano y no de él. La Casa Rosada, de todos modos, dio una orden: varios operadores judiciales pretenden conocer detalles de la hermética investigación de Rívolo.
Leé acá la columna completa de Marcelo Bonelli publicada en el diario Clarín