El presidente de Brasil criticó la aprobación del Supremo Tribunal Federal sobre la vacunación obligatoria y fue muy duro con el laboratorio de Estados Unidos sobre los daños colaterales del producto.
Jair Bolsonaro no sólo ha sido uno de los tantos líderes mundiales que minimizó el coronavirus, sino que ahora se presentó como uno de los grandes críticos de la efectividad de la vacunación y de las vacunas que adquirirá el Ministerio de Salud para iniciar el proceso en Brasil, apuntando con todo sus cañones a la desarrollada por Pfizer y BioNTech.
Por un fallo de la corte con una votación de 10 a 1 a favor de la obligatoriedad de la inmunización, el país se preara para iniciar la vacunación, pero el mandatario se mostró alerta de la situación. «Con todo respeto al Supremo Tribunal Federal, pero no habrá vacuna para todo el mundo. Ni a fin de 2021 lograremos vacunar a todos», sentenció.
«En el contrato con Pfizer está bien claro que no se responsabilizan por efecto colaterales. Entonces uno puede convertirse en un yacaré, en Superman, en una mujer con barba, en un hombre con voz finita. Lo peor es que pase algo en el sistema inmunológico de la gente», apuntó Bolsonaro con duras críticas, a pesar de que luego dijo que está a favor de incluir las vacunas siempre y cuando tengan la luz verde de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que hasta el momento no aprobó ninguna.
Por otro lado, a la ciudad de San Pablo llegaron 2 millones de dosis de Coronavac desde China y ya hay 3.125.000 dosis en Brasil, pero va por fuera de las autoridades nacionales. «Es la única vacuna lista en territorio nacional», detalló el gobernador, Joao Doria, un exaliado de Bolsonaro.
San Pablo, la ciudad más poblada de toda Sudamérica, ha fijado unilaterlamente la vacunación el 25 de enero para los locales pero aun no se sabe si esto chocará con la estrategia del ministro de Salud, Eduardo Pazuello, y la tensión crece entre las partes, cuando el trabajo debería ser en conjunto.