El ensayista hizo una crítica a la oposición y la falta de moderación en los discursos. Sobre la interna oficialista, afirmó: «Han abandonado sus responsabilidades por la disputa del poder».
«La sociedad está exhausta, hace años que el país no crece; que la gente se recueste en las fantasías de gente irresponsable es comprensible, pero no lo es que los dirigentes no moderen los discursos». La definición pertenece a Alejandro Katz, ensayista y analista político, que se refirió este sábado a la coyuntura de oficialismo y oposición, la emergencia de la anti-política y la encrucijada entre la falta de gestión y la disputa de poder.
En el programa Ingobernables, emitido por Radio Continental, Katz lamentó el conjunto de mensajes que pudieron observarse en el último discurso de la vicepresidenta Cristina Kirchner, durante la apertura de la Asamblea Parlamentaria de la EuroLat: «Esto es muy subjetivo, pero veo con hartazgo lo que pasó en la EuroLat. Lo que pasa en el país se reduce a este tema y es muy fatigante, aunque es inevitable».
«Es inevitable que, cuando hay tantos problemas y necesidad de un buen Gobierno, estas situaciones internas llamen la atención, pero carecen de contenido», siguió.
Para Katz, las tensiones dentro del Frente de Todos se convierten en un obstáculo para el desarrollo de cualquier tipo de gestión: «Mi comentario viene de quien querría poner énfasis en ciertos temas pero nos termina saturado la discordia en el Gobierno. Un Gobierno que ha abandonado sus responsabilidades por la disputa del poder», afirmó.
Y, aunque todo apunta a la coalición gobernante por la responsabilidad de gestión, el ensayista explicó que del otro lado de la grieta el panorama no es muy distinto: «La oposición tampoco está mostrando la calidad que uno querría que tuviera. También se ve discusiones muy acomodaticias, hay carencia de principios al borde del cinismo».
En este contexto, entiende Katz, surgen otras opciones como la de Javier Milei, respaldado por el hartazgo social con su discurso anti-política: «Milei tiene propuestas absolutamente nocivas porque simplifica realidades complejas y anuncia un camino de fracaso y frustración colectiva. La culpa es de la casta política o del Estado, o de los empresarios o del capitalismo. Si seguimos estas lógicas lineales estamos fritos», dijo.