Las peleas en el Gabinete, el topo de Sandra Pettovello y la movida de los mercados

Guillermo Francos sigue en su despacho de Interior. El escritorio de Nicolás Posse lo ocupará Federico Sturzenegger, en tensa relación con Luis Caputo. En informes reservados, en Wall Street hablan de “la comezón del semestre” y crecen las dudas sobre el Gobierno.


Por Marcelo Bonelli para Clarín

Daniel Funes de Rioja fue diplomático. Pero no dudó en describir una dramática situación. En la intimidad dijo: “Ministro, la caída fabril es a pique y trágica”. Enfrente estaba Guillermo Francos. El influyente jefe de Gabinete había hecho todo bien para abrir un diálogo sincero. Isidorito –así le dicen al capo de la UIA– le pidió a Diego Coatz que exponga. Coatz –el economista de la UIA- fue lapidario: “Todos los sectores caen y comenzaron los despidos”. Francos escuchó. El ministro afirmó: “Ya sabíamos que esto iba a pasar”. Y contragolpeó: “Pero lo peor ya pasó”.

En la UIA no lo comparten. El índice de desempleo será de dos dígitos. Javier Viqueira –vice pyme y metalúrgico- la emprendió contra el RIGI. Francos lo frenó y habló de sus bondades. El anuncio: “La ley va a salir, hay holgados votos”. Francos busca consensuar: negocia, reparte y cierra.

El colmo fue el de una senadora neuquina. Lucila Crexell –esta semana- anticipó a sus colegas que votará la ley a cambio de la Embajada en la Unesco. Se va a París. Así, los votos en general estarían y –por fin- Javier Milei obtendrá un triunfo político.

Ocurrirá después de dos semanas fatídicas para el León. Desde que cantó en el Luna Park no pararon sus desgracias. Las intrigas aumentaron. La interna sacudió a los ministros. Hubo doble crisis de Gabinete y las peleas se profundizaron. Este jueves Milei acusó a la oposición: “Casta inmunda”. Encima –en forma inesperada- los mercados se encendieron. En sus informes secretos los hombres de negocio de Wall Street hablan de la “comezón del semestre”. Este jueves, otra vez los mercados se sacudieron: los bonos se hundieron, las acciones se derrumbaron y el riesgo volvió a saltar. Rozó los 1.600 puntos.

En Manhattan aplauden el relato de Milei, pero reaparecieron las dudas sobre la gobernabilidad: ¿cómo hará Milei para llevar adelante lo que promete? Los papers del JP Morgan, Morgan Stanley y HSBC repiten esta frase: “Wait and see” (esperar y ver). El epicentro de la tensión cambiaria ocurre por el atraso del dólar. El campo liquida menos de lo que esperaba Luis Caputo. Serio error de Toto. Inició un plan de estabilización con un dólar bajo. Eso nunca ocurrió en los planes de estabilización.

Funes –en la UIA– así se lo advirtió a Francos: “Volvimos a estar caros en dólares”. Rodrigo Valdés, el auditor jefe del FMI, lo escribió en sus informes: el atraso sería del 20%. La cuestión mete ruido. Encima, la brecha cambiaria toca el 40%. Santiago Bausili es corresponsable. Sobreactuó la baja de la tasa. Además, el BCRA comenzó a aflojar –para amortiguar la dura recesión– la emisión monetaria.

Los banqueros locales tienen un informe confidencial contundente. Ese paper caliente circula entre los capos de ABA y ADEBA. El texto alerta sobre una nueva situación: desde fin de marzo la base monetaria subió un 25%. Fluido para que suba el billete. Ambos –Toto y Santi– también fallaron en la forma de negociar el swap con China. Bausili se equivocó al ir a Beijing con la bombero Diana Mondino. Así, los dos se expusieron a mezclar el inminente vencimiento del swap con todos los conflictos que Milei armó con China.

Ahora, Bausili cambió de estrategia. Decidió abrir una última negociación directa con Pan Gongshen, jefe del Banco de China.

Bausili le prometió a Milei evitarle un mal trago: China quiere que el Presidente le pida un favor oficial por carta a Xi Jinping. El BCRA juega tiempo de descuento. Hasta ahora la cuestión no está cerrada. No se descarta que Argentina tenga que abonar el primer vencimiento y después seguir negociando.

Bausili abrió una inesperada interna con Patricia Bullrich. Fue por una reciente resolución del BCRA que ablanda los controles de seguridad bancarios. La Pato puso el grito en el cielo en Casa Rosada: beneficia el ciberdelito y el narco-negocio. Ocurrió recién cuando el BCRA laudó en el difícil conflicto entre los bancos y Mercado Pago el 30 de mayo. Fue a través de la circular Com A3080 que -increíblemente- flexibilizó los controles para transferencias electrónicas. La cúpula del BCRA lo hizo para compensar el traspié que le ocasionó a Marcos Galperin.

La crisis del Gabinete y el factor Pettovello

Francos sigue en su despacho de Interior. El escritorio de Nicolás Posse lo ocupará Federico Sturzenegger. El fanático desregulador tiene una tensa relación con Toto. Caputo lo saboteó con Mauricio Macri, para echarlo del BCRA.

Ambos conviven. Pero nunca recompusieron. En el círculo rojo insisten en que la promoción de “Sturze” será un problema para Caputo.

En la UIA especulan -e insisten- con una cuestión: que Milei eleva a Sturzenegger para tener un eventual ministeriable, en caso de que Toto se banque. Milei no piensa en sacar a Caputo. Todo lo contrario. Pero conoce esas rebuscadas lecturas.

Por eso vive ratificando a Toto. Lo calificó de “rockstar” en Córdoba, como Mauricio le decía “el Messi de las finanzas”. Macri lo echó por pedido de Christine Lagarde, la poderosa jefa del FMI. Macri saborea la crisis de Gabinete. Así lo dice: “Hay muchos pelotudos en el gobierno”. Sandra Pettovello renunció el fin de semana por tercera vez a su cargo. Milei tuvo que ratificarla cuatro veces para convencerla que no lo deje solo. El Presidente tiene una relación especial con Sandra. Ella dice que lo contiene y lo tranquiliza en sus momentos de dudas y crisis.

Ese apoyo ocurre desde hace tiempo, cuando se unieron en la amistad. Pettovello es la única ministra –según registros oficiales- que duerme a veces en Olivos.

Por eso Milei obturó, desesperado, su salida: sería un irremediable golpe personal y también político.

Karina conoce la cuestión. Pero está malhumorada porque dice que Sandra le ocasionó un desgaste innecesario al Presidente obligándolo a insistir públicamente en su permanencia. Ahora, la relación Karina-Sandra tiene turbulencias.

Pettovello renunció tres veces desde que asumió. La primera fue cuando en el verano se enteró de que Nicolás Posse la espiaba y le cambió al jefe de su custodia.

En abril casi se va, después de la marcha universitaria. La última crisis fue el fin de semana. Ahora está con todas las pilas, pero buscando venganza.

Este jueves almorzó con la cúpula de la Cámara Argentina de Comercio. Sandra llegó y dijo: “Ni loca me voy”. Después les adelantó: “Toto me dijo que es impactante la caída la inflación”. El índice sería del 4,8%.

La vieron bien. El problema es que está desbordada por la gestión y expuesta a múltiples operaciones políticas de desgaste. Ella sospecha de un topo infiel. Porque hay funcionarios que no se la bancan. Pettovello tiene también información confidencial que un influyente operador de medios oficialista –de visita frecuente a Olivos– lanzó un ataque contra la ministra y suministró mucho material para degradarla. Dicen que busca su renuncia y controlar Educación.

Pero el episodio de los alimentos fue un verdadero bochorno. Leila Gianni la metió en un berenjenal. Fue patético ver a la ex camporista negando todo en TV -iba con paquetes de yerba– y después tragarse el sapo del fallo de Sebastián Casanello. A Cúneo Libarona también se le escapó la tortuga. También le sucedió a Santiago Caputo. Primero ordenó a su ejército de trolls: “Vamos a vaciar el cargador contra los críticos”. Le erró feo. Pettovello dejó a ambos colgados de un pincel. Echó a su número dos, la figura que Milei nombró para congraciarse con el papa Francisco.

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