Según Pesce, para 2023 tendrá lugar «un proceso de desaceleración de la inflación»

El titular del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, justificó que «no hay previstas modificaciones bruscas del tipo de cambio, que es otro elemento que potencia la inflación en el país».


El presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, estimó hoy que el año que viene se producirá «un proceso de desaceleración de la inflación», tal como estipula el proyecto de Presupuesto 2023 que la calcula en torno al 60%.

«No hay previstas modificaciones bruscas del tipo de cambio que es otro elemento que potencia la inflación en el país. Va a haber un proceso de desaceleración inflacionario que esta reflejado en el Presupuesto con esa estimación del 60% de inflación y una devaluación acorde con esos niveles de inflación», afirmó el funcionario durante su visita a la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, a pedido de Juntos por el Cambio.

En tanto, aseguró que el organismo continuará en 2023 con la tendencia a reducir el financiamiento por emisión monetaria que alcanzó su nivel máximo en 2020 durante la cuarentena estricta, cuando no quedó otro remedio ante la paralización de la actividad económica.

«El modo de afrontar la pandemia era solo uno: a través del financiamiento monetario por eso alcanzó un récord en el 2020, pero superada la situación de pandemia al superar la situación de pandemia volvimos a plantear la posibilidad de que el Estado se financiara a través del mercado de capitales y menos a través de la emisión monetaria», explicó Pesce.

En ese sentido, señaló que el financiamiento monetario «se redujo» en el 2021 y anticipó  que se reducirá en el 2022 y más aún en 2023.

«El año que viene vamos a tener el índice más bajo de monetización fiscal desde el año 2015», avizoró Pesce.

Pesce pronosticó desaceleración inflacionaria

Sobre la lucha antiinflacionaria, el titular del BCRA indicó que hay tres mecanismos: «uno es generar procesos recesivos y otro es la apertura económica y otra, más complejo de abordar, es el crecimiento económico en un país que tiene 36% de pobreza y niveles de desocupación de 6,9%».

«El camino de contraer la demanda a través de procesos recesivos tiene consecuencias sobre el tejido social que en nuestro país es muy delicado y el camino de la apertura económica es imposible de recorrer para la Argentina porque no cuenta con financiamiento externo», resaltó.

En esa línea, subrayó que la única alternativa posible que le queda al país «es el sendero del crecimiento y en el corto plazo ir revisando aquellos impulsores de la oferta y de la demanda y, también, buscar acuerdos de precios con aquellas empresas que son proveedores de bienes salarios de consumo masivo».

«Este es el camino para resolver el problema inflacionario en la Argentina, es difícil de llevar adelante, pero los otros dos caminos clásicos utilizados no podemos recorrerlos incluso cuando quisiéramos por las dificultades sociales que traería y que tenemos que tener presente», advirtió.

Al respecto, dijo que «el problema económico más grande que tiene el país es la pobreza y la desigualdad y no podemos tomar políticas económicas que afecten aún más esa situación».

Sobre la balanza de pagos, Pesce expresó: «Argentina está exportando ahora 70 mil millones de dólares el año pasado y este año seguro llegaron a los 90 mil y el próximo año lo superaremos».

A la vez reconoció que este año ese saldo exportador importante se vio opacado parcialmente por la sangría de dólares que significa la importación de energía. 

«Este año se nos presentó una situación compleja porque no se había desarrollado la infraestructura para la provisión de energía a través de gas e hidrocarburo en Vaca Muerta y tuvimos que importar con la guerra de Ucrania mediante, que disparó los precios generando importaciones adicionales», admitió.

Sin embargo, se mostró optimista de cara al 2023, para cuando -según estimó- «la primera etapa de desarrollo de gasoductos y oleoductos va a estar terminada».

Fuente: NA

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