Amos Linetzky, nuevo titular de la AMIA

El dirigente de la ortodoxia comunitaria asumirá el cargo el próximo 7 de junio; seguirá la buena sintonía con la Casa Rosada.


Por Jaime Rosemberg para La Nación.

En una asamblea sin sobresaltos ni discusiones, la Asamblea de Representantes de Socios (RAT) de la AMIA eligió anoche a su nueva comisión directiva, consecuencia directa de las elecciones del 10 de abril pasado, que arrojaron un nuevo triunfo del Bloque Unido Religioso (BUR), que maneja la entidad desde 2008. Luego de sostener el misterio bajo siete llaves durante los días previos, ese bloque dispuso que Amos Linetzky, joven abogado de 42 años, sea el próximo titular de la entidad, que asumirá su cargo el próximo 7 de junio.

Más allá de la sorpresa general por tratarse de un desconocido entre la dirigencia judía más allá de su grupo de pertenencia, desde la conducción de la entidad arrimaron algunos datos de Linetzky, debutante absoluto en cargos comunitarios.

Así, pudo saberse que el nuevo titular de la entidad es egresado con diploma de honor de la Universidad Nacional de Buenos Aires en 2003, y matriculado tanto en la Argentina como en Israel. También que “cuenta con una sólida trayectoria académica, profesional y como dirigente voluntario”. En su haber hay además un Máster en Derecho Internacional en la Universidad Hebrea de Jerusalem y otro máster en “Derecho a la Integración Económica”, que dictaron en alianza la Universidad París Sorbonne y la Universidad del Salvador de Argentina.

Más allá de Linetzky, el BUR ideó una nueva comisión directiva experimentada para rodear al nuevo presidente. Seguirá como secretario general Gabriel Gorenstein-laico que proviene de la gestión anterior encabezada por Ariel Eichbaum-y tesorero Ariel Halperín. Desde la oposición apuntan que el poder real lo seguirá teniendo el rabino Samuel Levin, líder espiritual del BUR que desde hace 14 años maneja los destinos de la entidad mutual judía.

De todos modos, el BUR cedió algunos puestos de la comisión directiva entrante a las dos listas derrotadas en abril, denominadas Una Amia y Somos Amia. “Es un gesto de apertura valioso”, elogiaron desde la oposición comunitaria. Hubo, de todos modos, un condicionamiento fuerte: los ortodoxos vetaron la inclusión de aquellos dirigentes que denunciaron irregularidades en el padrón de socios, denuncias que postergaron en dos oportunidades vía Inaes las elecciones en la entidad. Sumada la pandemia pasaron cinco años sin que los socios de AMIA eligieran a sus autoridades.

Todo indica que, con la nueva conducción, la AMIA continuará abogando por sostener un buen vínculo con el gobierno de Alberto Fernández. A diferencia de la DAIA, que sostiene su reclamo judicial, la AMIA insiste en que nada tiene que ver con la querella ante los tribunales contra Cristina Kirchner y ex funcionarios de su gobierno por el Memorándum de Entendimiento firmado con Irán en enero de 2013. Nada indica que esta postura sufra cambio alguno, más allá de que la entidad sostiene su reclamo de justicia y esclarecimiento del atentado terrorista del 18 de julio de 1994, en el que murieron 85 personas.

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