El economista Camilo Tiscornia aseguró que el tipo de cambio «no está atrasado», estimó una inflación anual por debajo de 40% y un crecimiento de 3% o 4% para 2021.
Por Liliana Franco para Ámbito.
“El tipo de cambio no está atrasado”, afirma el economista Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, aunque advierte que, en base a la inflación estimada, se tenderá al atraso y es por esta causa que aventura que las restricciones al mercado de cambios continuaran e incluso se pueden acentuar en caso de atrasarse el tipo de cambio.
Para el 2021 Tiscornia calcula que el país crecerá en torno del 3% al 4%. Por el lado del déficit fiscal ve que puede bajar más por el lado de ingresos que por el recorte de gastos. Respecto a la negociación con el Fondo Monetario Internacional supone que la negociación será difícil y que llevará tiempo. A continuación, los principales aspectos de la entrevista mantenida con Ámbito.
Periodista: ¿Cuál es su estimación de inflación para este año?
Camilo Tiscornia: Estimamos que puede terminar debajo de 40%. Teniendo julio cerrado esto supone que se acelera bastante la inflación de acá hasta fin de año. Es un escenario bastante razonable porque uno de los riesgos que hay hoy en día es que empiece a acelerarse después de un par de meses bastante contenida. Al respecto, en julio la inflación núcleo fue 2,5%, la segunda más alta en lo que va del año.
P.: ¿Cuánto caerá el PBI este año?
C.T.: La caída del producto puede estar entre 13 y 14% aproximadamente. Es muy difícil estimar con precisión porque va a depender mucho del ritmo al cual se vaya relajando la cuarentena. Para nosotros el principal factor de cada actividad económica en el corto plazo, es el ritmo al cual se ajuste o relaje la cuarentena. Acabamos de ver que se extiende hasta fin de agosto, con lo cual se demora. Aunque, si uno observa lo acontecido en otros países, cuando pasa el peor momento de la enfermedad y se relaja la cuarentena hay un repunte bastante importante de la actividad.
Lo que se ha visto ya en mayo, junio y aparentemente julio, refleja un poco esa idea porque en esos meses se relajó la cuarentena en gran parte del país. Falta obviamente Capital y Gran Buenos Aires y eso es lo que va a hacer que la recuperación se demore un poco más en el segundo semestre, pero después, cuando ahí se controle la enfermedad, debería subir un poquito más.
P.: ¿Habrá recuperación en 2021?
C.T.: Creemos que para el 2021 el crecimiento puede estar en torno de 3 a 4%. Obviamente este aumento tiene mucho de componente de recuperación después de la caída de este año.
Analizando la evolución mes a mes para 2021, la verdad que no estamos previendo mucho crecimiento. Creemos que habrá bastantes oscilaciones, que el Gobierno va a tratar de darle más fuerza cerca de las elecciones, pero no vemos un repunte de la actividad fuerte a lo largo del año, más bien la vemos oscilando sin mucha tendencia. A pesar de que este año cae mucho y uno podría pensar en un gran crecimiento el año que viene, estamos en un crecimiento de 3 a 4%.
P.: El gobierno estimó el déficit fiscal primario de este año en torno de los 7 puntos del PBI, ¿cuál es su cálculo y cómo se explica?
C.T.: Creemos que puede ser el dato de 7% estimado por el gobierno. Obviamente esto es una combinación de la caída de ingresos por la recesión y de aumento del gasto para contener la recesión.
P.: Dado que cerca del 60% de las erogaciones corresponde a gasto social ¿cómo cree que el Gobierno podrá reducir sus gastos además en un año en el que continuará prestando asistencia por el COVID 19?
C.T.: Nuestra idea es que el déficit fiscal pude caer en 2021 pero principalmente por el efecto de la recuperación de la economía que mejora los ingresos. Del lado del gasto, algunos se pueden llegar a reducir, por ejemplo, porque no se tendrá que dar tanta ayuda social. Pero, uno ya ve que, por un lado, el Gobierno anuncia que quiere mantener ciertos programas como los que se implementaron como permanentes. Por otro, va a tener seguramente un mayor gasto en subsidios, como por ejemplo, si no llegan a ajustar las tarifas, lo que implicará más gastos del sector público. También el gobierno está pensando en impulsar la obra pública para reactivar la economía, entonces hay mucha demanda de gasto para el año que viene.
Por eso creemos que, si hay una reducción del déficit será por el lado de los mayores ingresos. Si hubiera algo de reducción desde el gasto, sería por el empleo público, por los salarios, y tal vez por el lado de las jubilaciones que este año ya tuvieron en junio un ajuste por debajo de la inflación.
Se vulneró la famosa fórmula tan discutida y repercutió en un ajuste fiscal por el lado de las jubilaciones. Creemos que eventualmente esto se podría llegar a repetir en el 2021 aunque, siendo un año de elecciones, hay que ver si tienen ganas de hacerlo. Por eso es que vemos acotada la posibilidad de reducción del déficit el año que viene.
P.: ¿Qué resultado arrojará la balanza comercial este año y el próximo?
C.T.: Creemos que puede estar en los 15.000 millones de dólares en el 2021, un poco menos que este año que será un monto abultado. Ésta es el ancla de la economía a nivel macro pero tiene una gran advertencia: si bien los datos de la Aduana te pueden marcar ese superávit, lo que está entrando a la liquidación de divisas es menos. Evidentemente, con tanto control hay mucho incentivo para sub facturar exportaciones o no liquidar en lo posible y tratar de anticipar pagos de importaciones. El Banco Central viene trabajando en reforzar todo esto, pero en meses pasados hubo una diferencia muy grande entre lo que informaba el INDEC y lo que se liquidaba en el mercado de divisas.
P.: ¿Considera que el dólar está atrasado?
C.T.: El dólar oficial no está atrasado en este momento pero la realidad es que, con la inflación que creemos que puede haber, rápidamente va a haber una fuerza que va a tender al atraso. Y ahí va a venir el dilema del Gobierno. ¿Seguir depreciando para evitar el atraso, pero justo en un año de elecciones? La historia te muestra que en las elecciones los gobiernos optan por atrasar el tipo de cambio, con lo cual, si bien hoy el dólar no está atrasado, nosotros creemos que a medida que avance el año y sobre todo el que viene, pude empezar a venir el atraso cambiario.
P.: ¿Existe preocupación por la elevada emisión monetaria? ¿A su juicio, que riesgos encierra?
C.T.: Creemos que, en cualquier caso, las restricciones al mercado de cambios van a seguir y, probablemente, cada vez más fuertes, sobre todo si empieza a atrasarse el dólar. En este sentido, vemos muy difícil que se frene la emisión monetaria porque el déficit fiscal va a seguir siendo muy importante.
Creemos que el Gobierno va a seguir apostando por las Leliqs jugándose a que, a diferencia de lo que pasaba con las LEBAC, las Leliqs sólo pueden ser demandas por los bancos. Entonces, mientras se tenga la regulación bien ajustada, los bancos no pueden escaparse.
En todo caso, cuál es el resguardo que tienen que tener, en última instancia detrás de las Leliqs están los plazos fijos, entonces lo que esto está diciendo es que las tasas de interés no pueden bajar excesivamente porque si no se puede complicar la situación con los plazos fijos.
Entonces estimo que se hará la siguiente jugada: reforzar el cepo para que la gente no tenga alternativas para pasarse al dólar, que se tenga que quedar en los bancos y así poder lograr que se vayan a los plazos fijos y con eso se contiene el tema de las Leliqs pero, la verdad, es un riesgo importantísimo.
P.: ¿Cuál es el riesgo?
C.T.: El stock ya es grande y el déficit cuasi fiscal, es decir lo que se tiene que ir pagando por los intereses de las Leliqs, está en el orden de los 50.000 millones de peso por mes, que es una barbaridad, eso es puramente emisión monetaria. Esto es lo que avala que la inflación tiene que aumentar. Pensemos que hoy circulante más depósitos a la vista (M2) es el 100% más que el año pasado.
P.: ¿Cómo están evaluando la recuperación será en forma de V, L o que letra del abecedario?
C.T.: Hay una especie de “V” como se ve en todos los países, el tema es que si a lo largo del tiempo no termina transformándose en una especie de “W” porque se vuelve un poco para atrás o termina aplanándose como una “L”, no lo sabemos. Pero en todos los países, la recuperación es en “V”.
P.: ¿Tienen una estimación de cuantas empresas pueden cerrar y en qué nivel se ubicará la desocupación?
C.T.: Es muy difícil saber cuántas empresas pueden cerrar. En cuanto a la desocupación, la estimamos en torno del 15%, parecido a lo que dijo la Universidad Católica Argentina.
P.: Toda crisis hace caer a sectores de la sociedad en la pobreza. En esta oportunidad se habla de un segmento de nuevos pobres conformado por sectores que pertenecían a la clase media, ¿cómo ve esta problemática?
C.T.: Hay cuestiones que son coyunturales, mucho del aumento del desempleo tiene que ver con la caída de la actividad y la caída de la actividad tiene que ver con las restricciones por la pandemia. En la medida que esto se relaje, se puede recuperar un poco la actividad y puede bajar un poco el desempleo y la pobreza.
Lamentablemente, vamos a quedarnos con un piso de pobreza un poco más alto, sobre un nivel que ya no era bajo. El tema se va complicando y llama urgentemente a poder encontrar estabilidad macroeconómica porque si no encontramos estabilidad macroeconómica no vamos a poder salir nunca de esta situación.
P.: El FMI solicitará como es habitual un programa fiscal y monetario y reformas estructurales. ¿Sobre que lineamientos debería negociar el gobierno?
C.T.: Va a ser el gran desafío. El gobierno va a tener con el FMI una negociación larga y que no será fácil. Creo que va a ir por carriles muy políticos. Me imagino al Fondo Monetario pidiendo como siempre programas fiscales, monetarios y reformas estructurales que no creo que el gobierno se los quiera dar. La respuesta del Gobierno va a ser “que estamos en un estado de emergencia, que lo que necesita la Argentina es crecer, que la dejen crecer y que con eso se va a reducir el déficit fiscal y se va a poder pagar”.
Creo que a la larga el Gobierno posiblemente consiga que le extiendan los plazos que es esencialmente lo que quiere. Habrá algún compromiso que firmar, pero no creo que el Gobierno se quiera atar a algo muy rígido. Si lo pensáramos en abstracto, las posturas están muy lejos, el Fondo va a tener una posición más técnica y va a estar muy lejos de lo que quiere la Argentina, por eso creo que ahí va a venir la solución política. Veremos cómo avanza.