El conjunto francés sorprendió al equipo de Pep Guardiola al derrotarlo por 3-1 y se enfrentará con el Bayern Múnich en las semifinales.
Olympique de Lyon venció a Manchester City por 3 a 1 en el estadio José Alavade de Lisboa, Portugal, y se metió en las semifinales de la Champions League, en un partido jugado a puertas cerradas por el coronavirus.
Los delanteros Maxwel Cornet (23m. PT) y Moussa Dembélé (33m. ST y 42m. ST) marcaron para los franceses, al tiempo que Kevin De Bruyne (24m. ST) metió el empate transitorio.
El defensor argentino Nicolás Otamendi estuvo en el banco de suplentes de Manchester City pero no sumó minutos. Tampoco jugó el «Kun» Sergio Agüero, que sigue lesionado.
Con esta victoria, Olympique de Lyon se enfrentará el miércoles próximo, a las 16, al arrollador Bayern Münich, que en la jornada del viernes aplastó al Barcelona de Lionel Messi por 8 a 2.
El premio que se llevó Rudi García y su once tal vez se justificó en el orden y en la disciplina de cada uno de sus futbolistas, que aprovecharon las opciones y cancelaron todos los movimientos de un Manchester City falto de reflejos y superado tácticamente.
Lyon, a sabiendas de las diferencias técnicas, apostó por una mediocampo poblado con cinco volantes, a los que se les acoplaron siempre los delanteros a la hora de cortar circuitos, y atacó cuando encontró espacios aunque el retroceso inglés se mostró impecable en el inicio.
Todo lo contrario pareció, al menos desde la disposición táctica, la idea de un Manchester City repetitivo en sus argumentos y preocupado por una posesión estéril (64 por ciento) y la falta de rompimientos.
Y así fue que llegó el sorpresivo 1-0 tras una contra del camerunés Karl Toko Ekambi, quien partió habilitado por una línea de tres estática y que no dio el paso adelante a tiempo, y terminó con un golazo de Cornet, un viejo verdugo -le hizo 4 goles en su carrera-.
Los dirigidos por Josep Guardiola continuaron abocados a impedir las salidas rápidas de los franceses, cuestión pendiente una vez abierto el marcador, que por generar juego con la pelota.
Se le notó al medio inglés un sobrante de volantes de recuperación (Fernandinho, Rodri y Eric García) y la ausencia de los elaboradores como Riyad Mahrez o Bernardo Silva, ambos entre los relevos.
El que más sufrió el planteo fue su conductor Kevin De Bruyne, muchas veces lejos de la jugada y obligado a retroceder para tomar contacto con la pelota, y también lo padeció Raheem Sterling, sin socios a la hora de su explotar el uno contra uno por la raya.
Manchester City salió con los mismos nombres al complemento y los resultados se repitieron: monopolización de la pelota, falta de llegadas y abuso de los centros ante la carencia de ideas.
Del otro lado, Olympique Lyon entregó sus pocas armas ofensivas y puso a los 11 hombres en su propio campo con la única misión de aguantar la ventaja y anular la entrada del argelino Riyad Mahrez (10m) o alguna aparición de De Bruyne, notoriamente molesto por el desarrollo.
Sin embargo, el mismo De Bruyne se halló con panorama ante la descarga de Sterling, que ganó el fondo, frenó y lo vio venir de frente, y de esta manera los ‘citarinos’ se desahogaron en el grito de gol del belga.
Y el equipo inglés hizo todo el desgaste, a pesar de la carencia de ideas, exigió al arquero rival, Antony Lopes, pero falló nuevamente en su endeble defensa, poco exigida, y castigada por el ingresado Moussa Dembélé en dos ocasiones.
La primera de ella se pareció al de Cornet, con una última línea adelantada y falta de reflejos para inhabilitar a los atacantes, mientras que la segunda se dio por una complicidad de Ederson, que dejó un rebote corto.