La exgobernadora María Eugenia Vidal elige que otros dirigentes respondan por ella a las críticas del Presidente.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Desde su departamento porteño, y mientras comparte la cuarentena con sus tres hijos, María Eugenia Vidal recibió con sorpresa y apenas disimulado disgusto las declaraciones del presidente Alberto Fernández , quien recordó que durante su gestión como gobernadora «decía que no iba a abrir un hospital más en la provincia de Buenos Aires».
En línea con su férrea postura de sostener un silencio público, la ex gobernadora bonaerense encargó la respuesta a dos de sus dirigentes más cercanos: Cristian Ritondo, su exministro de Seguridad y hoy jefe del bloque Pro en Diputados, y Alex Campbell, exsubsecretario de Asuntos Municipales. Mientras tanto, ella se prepara para dar, a partir de junio, clases de políticas sociales en dos universidades privadas y aparece muy activa en el contacto con dirigentes de Juntos por el Cambio de todo el país. Este martes, por caso, sostuvo vía zoom una reunión virtual con dirigentes de Santa Fe, con más de 700 participantes. La rutina se repetirá en los próximos días con ex funcionarios y militantes de La Pampa, Córdoba y Corrientes, además de un encuentro virtual programado con mujeres macristas.
Junto a sus dirigentes de confianza, Vidal arriesga dos hipótesis para explicar el ataque del Presidente: presiones sobre él de su vice, Cristina Kirchner, y del gobernador Axel Kicillof , o intenciones de «meterla en el barro», de cara a un eventual aumento de casos de coronavirus en el conurbano.
«No sabemos por qué [el Presidente] lo hizo, muchos en el espacio tenemos buena relación con él. O respondió a un pedido del kichnerismo duro, o sabe que en provincia la situación se le va a complicar y quiere que todos compartamos los costos políticos», evaluó uno de los dirigentes cercanos a Vidal, un conjunto que también incluye a su ex jefe de gabinete Federico Salvai , intendentes del conurbano como Jorge Macri o Néstor Grindetti , y a los legisladores bonaerenses de origen radical, Maxi Abad y Roberto Costa . En su entorno agregan que «la gente, en esta situación, lo que menos quiere es ver políticos peleándose» y dicen que por eso ella «no se va a involucrar». Sospechan que al Gobierno y a Kicillof les empezaron a «entrar las balas» por el coronavirus y la crisis económica, y que ambos quieren que las consecuencias las pague en parte la oposición.
«Si lo pensamos con buena fe, creemos que el Presidente está mal informado. Una cosa es la estructura, y otra la aparatología y los médicos, que son lo más importante. No se trata de construir cáscaras vacías y nosotros dejamos obras en 200 hospitales», afirmó Ritondo a LA NACION. Y agregó que el silencio de Vidal responde a que «ella cree que durante un tiempo debe dejar gobernar y no hablar, y más ahora con la pandemia. Está respetando ese compromiso», agregó el diputado.
Reuniones vía Zoom
¿Qué discurso sostiene Vidal en sus apariciones con la dirigencia? «Respeta las decisiones que los gobiernos van tomando en la pandemia, no hay espacio para lucrar con eso», cuenta uno de los testigos de la charla del martes, organizada por Ritondo y por el diputado por Santa Fe Federico Angelini . «También cree que hay que poner límites, como en los superpoderes al jefe de gabinete y la liberación de presos», agregó otro participante de la charla virtual.
En relación a las tensiones internas entre «los que gobiernan», como el jefe de gobierno porteño y su aliado histórico, Horacio Rodríguez Larreta, y el «ala crítica», cuya cabeza visible es la presidenta de Pro, Patricia Bullrich , Vidal sostiene un discurso de unidad, más allá de su alineamiento con el sector dialoguista. «Hay mucha gente que escucha y comparte los argumentos de los duros, hay que entenderlos. No coincidir con sus posturas no significa que haya una ruptura», sostiene uno de sus dirigentes más cercanos.
Una recorrida presencial con Grindetti por los centros sanitarios de Lanús aparece en la agenda próxima de la gobernadora, dispuesta a sostener su silencio y, a la vez, mostrarse activa dentro del espacio opositor.