En su declaración, los médicos agregaron que la periodista no padecía ninguna enfermedad y que las maniobras de reanimación eran las adecuadas “pero no resultaron efectivas”. Dos ingenieros aseguraron a su turno que el endoscopio “no funcionaba correctamente”.
En la primera audiencia del juicio oral y público por la muerte de Débora Pérez Volpin, el médico forense Roberto Cohen fue el encargado de leer el documento pericial donde se desprendía que la periodista no padecía ninguna enfermedad preexistente que pudiera resultar mortal.
Pocos minutos después, cuando Cohen concluyó en que la de Débora “se trató de una muerte violenta”, su última pareja, Enrique Sacco, rompió en llanto, según consigna Clarín.
“Hubo una perforación de carácter instrumental en el esófago: se trata de una lesión que se provocó por una fuente externa, equipamiento médico, que pudo haber sido un endoscopio“, agregó Cohen, que llevó a cabo el peritaje oficial junto a otros cuatro forenses.
“Hubo pasaje de gas a presión hacia el mediastino. Eso provocó neumomediastino, neumotórax, neumopericardio, desaturación, bradicardia y finalmente un paro cardíaco. Se produce un enfisema subcutáneo que obliga a suspender la endoscopía y a reanimar. En ese momento el elemento catastrófico ya está establecido: la causa de la falla cardíaca y de la muerte es el barotrauma de origen instrumental. Ingresó un alto volumen de gas con alta presión y de manera abrupta“, sumó el médico.
El equipo profesional estimó que “las maniobras de reanimación eran las adecuadas pero no resultaron efectivas”.
“¿La lesión en el esófago era vital?“, fue una de las preguntas del abogado de los Pérez Volpin, Diego Pirota. “Sí“, respondieron los médicos, y detallaron que “el estómago de Pérez Volpin recibió en breves instantes cuatro litros de gas, diez veces más de lo que es normal, y lo recibió a alta presión“.
En las pantallas de la sala hubo fotos de la autopsia de la periodista, donde se señaló la inflamación del abdomen de Débora. “No sólo lo vimos, sino que lo tactamos y lo escuchamos: al abrir el abdomen escuchamos cómo salía el aire“, detalló el médico Alejandro Rullan Corna, parte del cuerpo forense.
“¿Cuál es la presión de aire que sale de un endoscopio? Esta defensa entiende que es de 40 a 60 mililitros por minuto”, sostuvo Roberto Churba, abogado defensor del endoscopista Diego Bialolenkier.
“Los dos ingenieros consultados sobre el endoscopio sostuvieron que el instrumental usado no funcionaba correctamente e insuflaba 2,2 litros por minuto“, respondió Cohen.
Luego, el médico pediatra Hugo Botto, especializado en endoscopías respiratorias de niños y adolescentes, contó que la tarde del 6 de febrero de 2018 estaba a punto de operar a una paciente en el quirófano 2 de La Trinidad y una instrumentadora “llegó corriendo, desesperada, para que fuera al quirófano 6“.
“Me pidieron que hiciera una traqueotomía pero planteé que iba a intubar a la paciente. Llevó no más de siete minutos, pedí que verificaran que las vías aéreas de la paciente recibieran ventilación, me dijeron que sí, y volví a mi quirófano a operar a mi paciente que ya estaba dormida. Me acuerdo de que en ese momento alguien gritó ‘minuto 27’, infiero que el paro llevaba ese tiempo“, relató Botto.
Este martes comenzó la segunda audiencia, donde declararán los peritos de parte.