Pese al fuerte repudio expresado por la Iglesia venezolana hacia Nicolás Maduro, llamándolo “ilegítimo e inmoral” en vísperas de su asunción, el Vaticano envió a un representante a la jura del dictador el pasado jueves y sufrió una ola de cuestionamientos en todo el mundo.
La Santa Sede salió a explicar su decisión y justificó la presencia del enviado diciendo que la institución “tiene como finalidad promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana”.
Alessandro Gisotti -flamante portavoz (por ahora interino) del Vaticano- sostuvo en una nota que “se mantienen relaciones diplomáticas con el Estado venezolano. Su actividad diplomática tiene como finalidad promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana”.
“La Santa Sede ha decidido estar representada en la ceremonia de inauguración de la Presidencia, por el encargado de negocios ad interim de la Nunciatura Apostólica de Caracas (George Koovakod). Juntos a los obispos del país continuamos trabajando juntos para ayudar al pueblo venezolano, que sufre las implicaciones humanitarias y sociales de la grave situación en la que se encuentra la Nación”, agrega el comunicado.
Maduro tomó posesión el jueves para un segundo período como presidente en medio de críticas internacionales, lideradas por Estados Unidos y varios países latinoamericanos, sobre la ilegitimidad de su nuevo mandato que durará hasta el 2025. A la ceremonia, sólo acudieron cuatro presidentes de los 19 países de la región: el de Bolivia, Evo Morales; el de Cuba, Miguel Díaz-Canel; el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y el de Nicaragua, Daniel Ortega.