El efectivo tenía 1,26 gramos de alcohol en sangre.
Como si fuera algo normal, el sábado por la madrugada la subcomisaría de Camet, en Mar del Plata, recibió una llamada alertado de que un móvil policial había volcado.
A la altura del kilómetro 382 de la Autovía 2, se encontró a la unidad patrullera de patente OLY 859, “volcada en zanja”. El único ocupante del patrullero, que estaba uniformado, parecía estar bien, aunque algo mareado.
Poco después, se corroboró que se trataba del oficial Lucio Larrea, Legajo 417.130, y los médicos aseguraron que presentaba “golpes varios sin revestir gravedad”.
Procediendo a la rutina cada vez que un patrullero sufre un accidente, se siguió el estricto protocolo y luego de que los profesionales le recomendaron al oficial Larrea tomar calmantes para el dolor y colocar hielo sobre los hematomas, sus pares de la Vial terminaron la tarea: le hicieron soplar la pipeta para corroborar su nivel de alcohol en sangre.
Pese a que el policía se negó pero posteriormente se realizó el examen y el resultado arrojó que tenía 1,26 gramos de alcohol en sangre. Ante la queja de Larrea, se le realizó una segunda prueba a los veinte minutos, esto es, a las 07:00 según quedó impreso en el segundo talón y el valor definió 1,23 gramos por litro.
El oficial fue informado de que fue desafectado de sus tareas y que sería llamado para un nuevo interrogatorio ante la delegación que la DGAI tiene en Mar del Plata.
Los detectives de Asuntos Internos, que ya fueron amenazados de muerte por otros graves casos de corrupción en la costa, quieren saber quién lo autorizó a ir al boliche en el patrullero.
