Es la máxima pena que se puede solicitar ya que la figura de “femicidio” se aprobó dos años después del crimen de Érica y por lo tanto no puede ser aplicada
La fiscalía y la familia de Érica Soriano pidieron 25 años de prisión para Daniel Lagostena, el único acusado por el crimen de la mujer de 30 años cometido en agosto de 2010.
La fiscal Marina Rocovich y el abogado querellante Marcelo Mazzeo solicitaron a los magistrados durante sus exposiciones que condenen a Lagostena a 25 años de cárcel por “homicidio simple en concurso ideal con aborto en contexto de violencia de género”.
El pedido fue realizado durante una de las últimas audiencias del juicio encabezadas por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 9 de Lomas de Zamora. La defensa de Lagostena, por su parte, pidió la absolución.
Los 25 años de cárcel son lo máximo que pueden pedir, ya que la figura de “femicidio” se aprobó dos años después del crimen de Érica y por lo tanto no puede ser aplicada. En ese caso, la pena única habría sido la perpetua.
Desde que empezó el debate, el 4 de este mes, fueron escuchados unos 40 testigos. En tanto, Lagostena (que tiene 55 años) declaró que su relación con la víctima era “normal y buena”, aunque dijo no recordar por qué no llamó a su pareja al celular cuando ella abandonó intempestivamente la casa en la que convivían. El cuerpo de Érica Soriano todavía no aparece.
“No sé qué pasó con Érica y el bebé, no puedo ponerlos en una lista de enfermos o fallecidos”, sostuvo el acusado, que llegó a juicio detenido en forma preventiva desde el 1° de mayo del año pasado.
La última vez que Érica fue vista con vida fue a la salida de una consulta ginecológica en un sanatorio de la Ciudad de Buenos Aires, el 20 de agosto de 2010. Según las pericias, la mujer fue asesinada ese mismo día por la noche o en la jornada siguiente.
Según la fiscalía, el homicidio se produjo “en el interior de la casa situada en el pasaje Coronel Santiago 1433 de Lanús” y que allí “el imputado segó la vida e interrumpió -con pleno conocimiento de su existencia- el embarazo que por entonces gestaba su pareja mediante métodos todavía no determinados, en virtud de haber logrado el causante ocultar el cuerpo de la víctima”.
La principal hipótesis sobre el paradero del cuerpo es que fue cremado en una de las funerarias de la zona, una de las cuales pertenece a la familia Lagostena.