«El penal perfecto» según Stephen Hawking

La final en Mendoza no tiene alargue. Si hay empate directo a penales. El físico británico que murió hoy a los 76 años tenía una teoría con la que se aumentaban las chances de convertir hasta un 84%.


Se sabe que en los penales casi siempre la máxima responsabilidad la tiene el pateador. El arquero, en cambio, tiene dos opiciones: es héroe o uno más del montón. Porque en el caso del equipo perdedor, salvo algún error groserísimo de un arquero, la lupa siempre estará puesta en el pateador fallido.

El físico británico, Stephen Hawking, que murió hoy a los 76 años, era un apasionado del fútbol y antes de la Copa del Mundo de Brasil le hizo algunas recomendaciones a la Selección inglesa para que tuvieran mayor efectividad a la hora de patear desde el punto del pental.

Por un punto pasan infinitas rectas, dice el axioma y ciertamente la pelota puede salir para cualquier lado en una definición donde la presión muchas veces puede más que los talentos. Para evitar ese tipo de emociones mejor recurrir a la teoría del «penal perfecto» que Hawking hizo pública antes de Brasil 2014.

¿Que pensaba una de las mentes más brillantes? Que «el 84 por ciento de los penales pateados altos a cualquiera de las dos escuadras (ángulos) entraban». Y que «es mucho más efectivo pegarle con la cara interior del pie y velocidad» pero que eso no servía de nada sin «colocación».

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En esa misma teoría, afirmaba que no había ninguna evidencia científica que pudiera determinar que un jugador zurdo o uno diestro tuvieran diferentes opciones para marcar. Y curiosamente agregó una teoría que, en los hechos, mucho no parece concretarse: «Los  futbolistas calvos y rubios tienen más opciones de convertir el lanzamiento». Y sin explicar broméo al respecto: «Eso seguirá siendo uno de los grandes misterios de la ciencia».

Pero para que una teoría sea más completa tiene que tener también alguna incidencia lo que hace el arquero. «Los que saltan de un lado a otro y se tambalean tienen un 18 por ciento más de probabilidades de tapar el remate».

En el video en el que presentaba su estudio se dio tiempo para recomendarle a la selección inglesa que utilizara más la camiseta roja que la blanca y que «necesitamos un árbitro europeo, son más empáticos con el fútbol inglés que con bailarinas como Luis Suárez». Sin dudas una mente brillante.

La última gran imágen que dejó un superclásico fue el penal que Barovero le tapó a Gigliotti en aquella malograda instancia de Copa Libertadores que terminó con el escándalo del Panadero y el gas pimienta en la Bombonera.  Gallardo y el Mellizo toman nota. La definición por penales puede resultar más efectiva siguiendo los consejos de la eminencia británica.

 

 

 

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