Lo exigió en un discurso por TV, pero el gobierno español se opuso con firmeza y ordenó que Barcelona abandone su programa independentista.
En medio de la crisis que vive Cataluña, el presidente catalán Carles Puigdemont planteó la necesidad de diálogo con el gobierno español. “Este momento exige mediación”, aseguró en una conferencia por TV, veinticuatro horas después de que el rey Felipe VI de España repudiara los aprestos secesionistas de la comunidad.
“Todos conocen de primera mano mi disposición a emprender un proceso de mediación y lo reiteraremos tantas veces como sea necesario: paz, diálogo y acuerdo forman parte de la cultura política de nuestro pueblo”, señaló en otro tramo de su mensaje conciliador.
“Como presidente de la Generalitat, creo necesario garantizar el compromiso del gobierno de proteger al conjunto de los ciudadanos, de velar por sus derechos de expresarse libremente y de respetar sus decisiones con el compromiso de hacerlo con una puerta siempre abierta al diálogo y al respeto de los demás”.
Y agregó: “Hemos recibido diferentes propuestas en estas horas y recibiremos más, todas conocen de primera mano mi disposición a emprender un proceso de diálogo”.
Sin embargo, la respuesta no tardó en llegar desde Madrid. No sólo rechazaron la oferta de diálogo sino que exigieron que se dejara a un lado sus intentos de separación. La vicepresidenta de la Nación, Soraya Sáenz de Santamaría, no fue para nada mediadora: “(Puigdemont) vive fuera de la ley, fuera de la legalidad y fuera de la cordura”, aseguró. En las últimas horas, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, se había ofrecido a mediar entre Barcelona y Madrid, pero el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, también rechazó su propuesta (Ver Rajoy…).