El Gobierno tiene una lista con los que recibieron sobornos de la constructora brasileña.
No es formal ni oficial, pero la Casa Rosada ya maneja una serie de datos explosivos: los nombres de los ex funcionarios que recibieron coimas de la constructora brasileña Odebrecht.
Además, tendría en su poder información confidencial sobre los “operadores” que habrían participado del armado de los pagos.
Las precisiones surgen de comentarios confidenciales que se recibieron en contactos con autoridades judiciales de Brasil y de los Estados Unidos. También de registros de la obra pública que tiene el Estado y de la información que fue posible reconstruir sobre entradas a ministerios y reuniones clave entre directivos de la empresa y ex funcionarios de Cristina Kirchner.
En la nómina extraoficial que circula se encuentran todos los hombres fuertes del Ministerio de Planificación en la gestión kirchnerista.
Así, la lista ratificaría las presunciones sobre el destino de los sobornos que Marcelo Odebrecht admitió en los juzgados internacionales.
La propia filial argentina de la compañía lo reconoce en las reuniones realizadas.
Ricardo Vieira -el nuevo CEO- afirmó en conversaciones secretas: “Los nombres de quienes recibieron coimas son evidentes”.
Odebrecht habría aclarado otra cuestión: el pago de sobornos sería muy superior a los 35 millones de dólares. Sólo que las maniobras por ese monto son “demostrables” con documentación.
Clarín confirmó la información con 3 calificadas fuentes: 2 ministros y un alto funcionario de la Casa Rosada.
Los calientes datos (no oficiales, ni documentados aún) también son investigados por Elisa Carrió.
En la lista figurarían como máximos responsables Julio De Vido y sus 2 principales asesores: el ex secretario Roberto Baratta y el después ex segundo de la AFI, José María Olazagasti.
Por otro lado habría cobrado José López, el ex secretario de Obras Públicas vinculado al convento y los bolsos con dinero. También estarían Ricardo Jaime y su “operador de negocios” Manuel Vázquez.
La propia Justicia de EE.UU. tiene en su poder un correo electrónico que refleja la avaricia y corruptela de Jaime: en ese texto le reclama a Odebrecht por una demora en el envío de la coima. Vázquez declaró durante una indagatoria: “Jaime no iba al baño sin pedirle permiso a Kirchner”.
El propio Mauricio Macri admite en la más absoluta intimidad la información que maneja la Casa Rosada. Conoce los datos firmes, pero le faltan los papeles que los confirman.
Así lo dice: “Aún no tenemos documentos oficiales para hacer las denuncias. Pero están comprometidos todos los responsables del ex Ministerio de Planificación, empezando por De Vido”.
El Presidente insiste en acusar a la procuradora general Alejandra Gils Carbó de bloquear la investigación y tratar de involucrar al gobierno en la corrupción de Odebrecht. Elude un punto: el Gobierno tardó 5 meses en reaccionar.
Un parte de la embajada argentina en Brasil asegura que funcionarios enviados por Gils Carbó fueron a Brasilia a trabar informes.
Sebastián Casanello –en reunión de jueces federales- comentó un dato clave: no se hizo bajo juramento la explosiva declaración del “cuevero” Leonardo Meirelles, quien involucró al actual jefe de la AFI Gustavo Arribas. Casanello concluyó: “Así como está, no sirve ni tiene validez”.
Macri sostiene que los dichos de Meirelles formaron parte de una operación de inteligencia de Odebrecht para involucrar a Arribas y así negociar una mejor posición con el Gobierno.
En la Procuración del Tesoro quedó stand by la denuncia por “daños y perjuicios” a Odebrecht. Desde la Rosada la desaconsejaron.
Es que esta semana viajó la cúpula de Odebrecht a San Pablo para evaluar el nuevo acuerdo de información que le propuso la Argentina. Sólo Angola, Venezuela y nuestro país integran el vergonzoso lote de Estados nacionales donde no existen convenios de información y se fomenta la impunidad.
Clarín confirmó que la negociación es confidencial y fue realizada esta semana a través de la Procuración del Tesoro. Su titular, Bernardo Saravia Frías, entregó la propuesta. Hoy será un día clave: habría respuesta final de Odebrecht.
El ardiente tema no tapó el otro ruido que existe en el gobierno: Macri tiene decidido avanzar en un recorte de ministerios que integran el multitudinario y poco eficaz Gabinete.
Hay ministros “desconocidos” y muchos que ignoran qué hacen en la función pública. La poda sería un mensaje político de “austeridad” frente al creciente desborde fiscal.
El Presidente también incluiría cambios de ministros. Su idea concreta pasa por concentrar aún más los principales cargos en su núcleo íntimo.
Quiere hacer en todo el Gabinete lo que ocurrió con la Cancillería: ubicar a gente que responda a las órdenes de Marcos Peña.
Así, Macri pretende prepararse para -dice- una batalla crucial: profundizar el modelo económico que prometió a sus interlocutores del mundo, con la idea de atraer inversiones.
En otras palabras: llevar adelante conflictivas reformas estructurales para bajar el costo argentino. Ayer Angela Merkel hizo varias referencias a esos compromisos.
El programa sería para después de las elecciones, pero ya tendría víctimas: un cambio de gabinete de esas características alejaría, en lugar de acercar, a la UCR.