Luis Caputo , el ministro de Finanzas, debió hacer un esfuerzo para contener las dudas que existen entre inversores sobre el desborde piquetero de las calles y las huelgas –de la CGT y docentes- contra la política de la Casa Rosada. Ocurrió en Nueva York , en una reunión secreta con 30 jefes de bancos y fondos de Wall Street. Sonia Dulá, del Bank of American, detonó la cuestión y abrió el fuego: “Viajé a Buenos Aires y, por los piquetes, tardé tres horas y media en llegar de Ezeiza a mi hotel”. Y preguntó : “¿Tiene el Presidente gobernabilidad y condiciones para resolver este problema?”.
Susan Segal, la organizadora del secreto encuentro, abonó esa idea. La jefa del Council of the Americas contó : “ A mi también me pasó. Estuve en el ‘Davito’ de Buenos Aires en medio de un paro general”. Todo sucedió el miércoles a la mañana, cuando Manhattan se ponía en movimiento. Estaban los financistas de los fondos más influyentes: Fitch, Goldmann Sachs, Gramercy, Melife, Nomura Group, HSBC y el poderoso JPMorgan.
Unos y otros apoyan la orientación general de Mauricio Macri. Se trata de los bancos que facilitan el endeudamiento a la Argentina, haciendo exuberantes ganancias financieras. Pero, también, el conjunto habló de la inviabilidad del desequilibrio presupuestario a mediano plazo y hubo cuestionamientos a la decisión del Gobierno de no intentar abrir un diálogo con la oposición, tipo Frente Renovador. Cuestionan la “profundización de la grieta” que Jaime Durán Barba impuso como estrategia electoral.
Muchos no entienden por qué no se termina de reactivar la economía y piden precisiones sobre la gobernabilidad. En el Council of the Americas consideran que el verdadero déficit llega al 6,2 % del PBI y que es necesario bajarlo a porcentajes razonables, antes de que la cuestión se vuelva insostenible. Para los inversores, el descontrol de la calle, afecta las inversiones productivas.
Caputo fue directo y franco. El ministro tiene excelente llegada en Nueva York. Así respondió: “Nosotros queremos ganar la elección para profundizar nuestro programa económico”. Y agregó : “Por eso no se puede encarar ahora el problema fiscal. Si atacamos el déficit , habrá mas piquetes y la vida será imposible en Argentina”. En la misma línea, Caputo insistió: “La prioridad es ganar las elecciones y convalidar en octubre las propuestas del gobierno. Después vamos a encarar las asignaturas pendientes”.
Ayer, Nicolás Dujovne tuvo un encuentro similar en Washington convocado por el JP Morgan. Hubo apoyo a Macri, pero idénticas dudas ante los evidentes desajustes macroeconómicos de la Argentina. Dujovne mantendrá otros herméticos encuentros con el Itaú y el Citi. En definitiva, en el exterior el diagnóstico es el siguiente: -Están más entusiasmados que el empresariado local con la orientación económica de Macri.
-Pero, como los hombres de negocios de aquí, ven insostenibles los desajustes económicos y cuestionan la pericia de muchos funcionarios. Ocurre con una medida clave, que el gobierno promocionó con bombos y platillos: a varios meses del anuncio oficial, aún no se instrumentó el acuerdo con el sindicato petrolero para reducir los costos y favorecer las inversiones en Vaca Muerta.
Juan José Aranguren –en un acto multitudinario- comunicó en enero el acuerdo de productividad petrolero. Ahora transcurrió un trimestre y todavía aun no está vigente, por la sucesión de burocráticas “reuniones interpretativas”. Las demoras ampliaron los problemas en el Sindicato Petrolero y aumentaron los cortocircuitos de Guillermo Pereyra con sus bases.
El incumplimiento –por ahora– de lo acordado genera alerta entre los inversores de Vaca Muerta y pone a la Casa Rosada en una delicada situación política: Macri insistió y promocionó el convenio como un “caso testigo” de su política para atraer fuertes inversores petroleras. Este tipo de mala praxis se repite mucho entre los funcionarios: buenos proyectos y malas instrumentaciones. El propio Banco Central tuvo que modificar su intransigencia inicial de no meterse en el mercado cambiario. Federico Sturzenegger anunció un cambio clave: una mega-intervención para sostener el billete.
A causa del fracaso inicial, el BCRA se vio obligado a sostener un dólar competitivo. El billete baja y las tasas elevadas alimentan la bicicleta y castigan a la producción.
Ayer, Elisa Carrió, en la reunión con Macri, le entregó un documento económico con fuertes criticas a las altas tasas del BCRA. El trabajo lo hizo para la Coalición Cívica Horacio Scherer. Este economista del CEMA calificó así la política del BCRA : “Es una estrategia primitiva”. Como adelantó Clarín, por lo menos seis ministros no comparten la “sobreactuación” de Sturzenegger. Sostienen que enfriará la economía, en momentos de una muy leve reanimación. Los banqueros hacen excelentes negocios con las Lebac. Pero ahora están pendientes de resolver la conducción de ADEBA. Daniel Llambías -el miércoles próximo- hará efectiva su renuncia y abrirá la sucesión: hay una terna de candidatos, pero Luis Ribaya podría ser el nuevo jefe de los banqueros nacionales