17 de octubre: una bocanada de oxígeno en medio de numerosas demandas urgentes

El Gobierno de los Fernández, de Alberto y de Cristina Fernández de Kirchner, recibió un robusto
espaldarazo sindical y de la militancia justicialista en general.


Por Emiliano Rodríguez para NA.

El 75° aniversario de la fecha fundacional del peronismo en la Argentina, el 17 de octubre de 1945, encontró al gobierno justicialista que lidera Alberto Fernández en medio de un escenario nacional de suma complejidad y con numerosos frente abiertos que demandan atención inmediata por parte de la Casa Rosada.

La celebración del Día de la Lealtad peronista de este sábado dista del ideal anhelado por el movimiento obrero para una jornada tan significativa, dado que la pandemia de coronavirus por la que transita el país estableció forzosamente reglas excepcionales para llevar adelante los festejos.

De todos modos, el Gobierno de los Fernández, de Alberto y de Cristina Fernández de Kirchner, recibió un robusto espaldarazo sindical y de la militancia justicialista en general, más allá de la virtualidad del acto central del día, en momentos en los que las políticas oficiales se encuentran bajo escrutinio a causa de la crisis que afecta a la Argentina.

El respaldo popular a la gestión del Frente de Todos significa una bocanada de oxígeno este 17 de octubre para el presidente, en medio de las dificultades con las que debe lidiar en la actualidad y los oscuros nubarrones de tormenta que incluso se asoman en el horizonte cercano a causa de diversos factores.

Ocurre que son numerosos los frentes abiertos que por estos días demandan atención urgente por parte de Fernández, desde la pandemia de Covid-19, que ubica a la Argentina como el quinto país con mayor cantidad de contagios del mundo, y la crisis social y económica hasta la disparada de la cotización del
dólar en el mercado informal.

En este contexto, la imagen del jefe de Estado se ha ido desgastando desde el comienzo de gestión, en la que también ha soportando en distintas oportunidades ráfagas de «fuego amigo» por parte de referentes del ala más dura del kirchnerismo que, al cuestionarlo, erosionan su figura.

Incluso la relación de Fernández con la oposición ha mutado en las últimas semanas y ahora el presidente muestra una postura más radicalizada: aquel perfil dialoguista y de líder político que apostaba por la camaradería en medio de la cruzada contra el coronavirus parece haber quedado sepultado en el pasado.

Fernández luce hoy dispuesto a confrontar más, a agudizar la «grieta» que divide a la sociedad argentina y a seguir de alguna manera un libreto más kirchnerista a la hora de declarar y embestir contra el Gobierno anterior, justo cuando el ex mandatario Mauricio Macri decide salir del ostracismo para fogonear la polarización con su discurso.

Un tamiz binario

En el juego de diferencias conceptuales que ambos vienen proponiendo en los últimos días, las arengas de Fernández y de Macri parecen cortadas por la misma tijera de todos modos, a partir de postulados sometidos a ese tamiz binario que rige sus comportamientos cuando rivalizan entre sí.

La oposición cuestiona al Gobierno por la crisis económica y también por la extensa cuarentena en el país, y en ese marco azuza a marchar en contra de las políticas oficiales, en los llamados «banderazos» que se vienen realizando en distintas ciudades del país, con epicentro en la Capital Federal, lo que recalienta el vínculo con la Casa Rosada.

También a la Administración nacional se le reclama un «plan» para lograr la recuperación económica, laboral y social de la Argentina después de la pandemia de Covid-19, en medio de versiones sobre eventuales cambios en el Gabinete: Fernández, de todas maneras, salió a desmentir los rumores.

Lo cierto es que la epidemia de coronavirus generó una marcada caída en la actividad productiva doméstica, con una consecuente destrucción del empleo, mientras la inflación se mantiene en alza y quienes descreen que la disparada del dólar «blue» se pueda trasladar a precios claramente se equivocan, porque en efecto, ese impacto ya está sucediendo.

«Argentina enfrenta muy dramáticos desafíos, una profunda recesión y las condiciones sociales están empeorando», alertó esta semana la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, que consideró que el Gobierno debe mostrar un plan económico para lograr estabilidad, en especial, en el mercado de cambios.

En las «cuevas», el dólar paralelo alcanzó niveles récord en los últimos días, mientras analistas consideran que la Casa Rosada no logra generar la confianza ni la certidumbre necesaria para calmar las aguas, que se tornaron por demás turbulentas desde que se resolvió ajustar el cepo cambiario con el fin de resguardar las reservas internacionales del Banco Central.

El Gobierno tendrá que lidiar con esta situación y concentrar sus energías en llevar tranquilidad a la plaza doméstica, mientras repele las críticas de Juntos por el Cambio en medio de un escenario novedoso para la relación entre el oficialismo y la oposición tras el regreso de Macri a la escena pública.

Por último, la aparición del ex presidente podría «leerse» como el puntapié inicial de un proceso de construcción electoral dentro de la principal fuerza política opositora con vistas a los comicios legislativos del año que viene, más allá del revuelo interno que también generó con sus declaraciones.

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