El ex juez federal es investigado, mientras que el empresario Claudio Blanco y el financista Ariel Roperti, están considerados como sus testaferros.
El hacedor original de la denuncia es el fiscal José María Campagnoli, mientras que ahora lo investigado recayó sobre su colega Jorge Di Lello, quien tendrá que decidir si imputa a Oyarbide y su entorno. Una de las claves es el notorio incremento patrimonial de Blanco y Roperti desde 2010 a la fecha.
En ese año fue que Oyarbide blanqueó su relación con Blanco, un ex árbitro de básquet que vio crecer sus ingresos de manera exponencial, mientras que los del ex juez se mantuvieron casi sin modificaciones: un departamento en Recoleta, una caja de ahorro de 110.000 pesos y 65.000 dólares fueron declarados por el polémico ex magistrado.
“Declaro bajo juramento que los bienes, ingresos, créditos, deudas y actividades desarrolladas son fiel y actualizado reflejo de mi patrimonio, así como lo son de mi cónyuge, conviviente e hijos menores emancipados”, reza la parte última de la declaración jurada de Oyarbide, quien sin embargo tacho la parte que dice “cónyuge, conviviente e hijos menores enmancipados”.
Roperti, por su parte, es otro de los señalados en la investigación de Campagnoli. Tres de sus empresas (Grupo Florida Inversiones, el Mirador de Caviahue y Playa las Araucarias) comparten el mismo domicilio que Cuasares, Consorcio Creba y Krakenlab, las tres compañías pertenecientes a Blanco. La relación es muy cercana: Blanco y Oyarbide son padrinos de los hijos de Roperti.
“Aquellas personas que se acercan al círculo íntimo de Norberto Mario Oyarbide tras algún tiempo ven transformada su realidad económica con un crecimiento patrimonial y financiero que no guardaría relación con su estado anterior”, sostuvo Campagnoli.
(Fuente: Será Justicia).