Javier Milei tiene en claro que ni la estabilidad fiscal ni la monetaria estarán en juego por más presiones que ejerzan algunos sectores del empresariado local.
Luego de que la elección porteña bajara su triste y opaco telón de fondo, el gobierno del presidente Javier Milei busca recuperar la iniciativa con una serie de decisiones que apuntan a dar impulso al plan económico sin descuidar los logros alcanzados hasta el momento.
El Jefe del Estado tiene en claro que ni la estabilidad fiscal ni la monetaria estarán en juego por más presiones que ejerzan algunos sectores del empresariado local que insisten con retornar a la espiral inflacionaria y ampliar sus ganancias a expensas del poder adquisitivo de la sociedad.
Las presiones son significativas. Algunos actores económicos que acumularon importantes ganancias durante el primer cuarto de siglo, al amparo de políticas de protección y subsidios del régimen kirchnerista, ahora buscan erosionar los pilares del actual programa económico, el cual hasta el momento ha mostrado solidez, con disciplina fiscal y financiera y una tendencia sostenida a la baja en la inflación.
Para determinados sectores del empresariado, el contexto actual exige trabajar sobre estructuras de costos reales en lugar de trasladar ineficiencias a los precios finales. Esto deja al descubierto, en muchos casos, la inviabilidad de modelos de negocio sostenidos por la distorsión de precios relativos.
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Por eso, algunos apuestan a generar incertidumbre económica e impulsar el atraso cambiario como mecanismo para mejorar su rentabilidad.
Desde el Gobierno señalan que muchos empresarios aún no confían en el programa económico, pero destacan que es una cuestión de tiempo hasta que la confianza se consolide. El binomio Milei-Caputo se muestra cada vez más firme en su convicción de que la disciplina fiscal y monetaria es clave para evitar un rebrote inflacionario.
En este contexto, el entusiasmo oficialista ha crecido. Informes recientes del Palacio de Hacienda y del Banco Central indican que la inflación de mayo podría ubicarse cerca del 2%, según estimaciones de consultoras privadas, lo que representa una fuerte desaceleración respecto de marzo.
El propio presidente Milei ratificó la estrategia en declaraciones televisivas:
“Si no hay emisión monetaria, la demanda de pesos va a crecer y eso va a desinflar los precios”.
A la par, el Gobierno avanza en una nueva etapa de su programa: permitir una mayor dolarización de la economía doméstica. La iniciativa contempla habilitar el uso de divisas extranjeras para cancelar obligaciones dentro del país y no solo en operaciones de comercio exterior.
Para ello, el Ministerio de Economía, el Banco Central, la ARCA y el Ministerio de Justicia trabajan contrarreloj en un paquete normativo que eliminaría barreras legales al uso de dólares en transacciones internas.
Entre las principales modificaciones se incluiría la reforma de la Ley Penal Cambiaria, la Ley Penal Tributaria y la Carta Orgánica del BCRA, así como otras normativas que actualmente penalizan el ahorro o uso de divisas fuera del sistema financiero formal.
Según Milei, la intención es crear un entorno económico donde las personas puedan utilizar libremente sus divisas sin ser interrogadas sobre el origen de los fondos, pudiendo vender, cambiar o cancelar deudas como si fueran moneda de curso legal.
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El mandatario sostiene que esta flexibilización contribuiría a una baja más acelerada de los precios, al mantener estable la cantidad de pesos en circulación y aumentar su demanda, como consecuencia de una mayor inversión privada.
El paquete normativo se encuentra en su etapa final de redacción y será enviado al Congreso en los próximos días. Con ello, el Ejecutivo buscará avanzar hacia el levantamiento definitivo del cepo cambiario y profundizar el rumbo económico trazado.