Siguen las confusiones y contradicciones entre los dichos de Gendarmería y los agentes.
Uno de los gendarmes que ingresó a la zona ocupada por los gendarmes en Cushamen confirmó que lo hizo armado con su pistola 9mm. El dato contradice la información original de la fuerza en la cual se negaba que hubiera personal con armas de fuego dentro y fuera del lugar en el que se produjo la persecución a los manifestantes que habían cortado la ruta, entre los que pudo haber estado Santiago Maldonado.
El implicado es Andrés Ahumada, cabo 1° y chofer de una camioneta Ford Ranger del Escuadrón 36 de Esquel, quien declaró ayer ante la Justicia Federal. “Es una obligación para los choferes llevar su arma para brindar seguridad a los demás que van desarmados”, dijo el abogado de Gendarmería Gustavo Dalzone. “Los choferes tienen que llevar su pistola y la fuerza investiga internamente tanto quien llevó su pistola como quién, teniendo que hacerlo, no la tenía”, agregó.
Las contradicciones no cesan. Ahora se sabe que los gendarmes lanzaron piedras, dispararon armas antimotín y llegaron al río. Del lado mapuche quedó probado que el testigo clave, Matías Santana (que dijo haber visto con sus binoculares como tres agentes se llevaban a Maldonado), describió situaciones que chocan entre sí.
Hay otro gendarme, el alférez Martín Darío Lozano, cuya situación es confusa. En la declaración que hizo Escola ante la Justicia Federal en agosto pasado, dice no estar seguro de si Lozano iba armado. Lozano brindó testimonio ayer y aseguró que no tenía su arma reglamentaria. Según pudo averiguar Clarín, Lozano explicó que no llevaba su pistola porque no estaba actuando como chofer en esa jornada sino como acompañante.Sin embargo, Dalzone mencionó que ese día el alférez sí manejó algunos tramos de la camioneta. Esto lo ubica como chofer en la práctica y hace temblar esta afirmación.