Se trata de una charla íntima con Nelson Castro que el Papa autorizó a publicar luego de su muerte: el momento de su elección como pontífice, sus miedos, tristezas y ansiedades.
Antes de su muerte, el Papa Francisco autorizó una entrevista inédita con Nelson Castro que sólo se haría pública una vez fallecido. En esa conversación, revelada por El Trece, dejó al descubierto su costado más humano: la paz en el momento de su elección como Sumo Pontífice, su vínculo con la ansiedad, sus neurosis, su rutina diaria, sus tristezas más hondas y la influencia que tuvo en él la dictadura militar argentina.
Sobre su elección como Papa, Francisco relató: «La primera elección fue muy dispersa». Pero algo cambió después del almuerzo: «Fue en la segunda votación cuando comencé a intuir que algo estaba pasando, porque varios cardenales se acercaron a hablar conmigo». En ese momento, aseguró: «Tenía mucha paz y rezaba el rosario tranquilo».
Durante ese proceso, el cardenal Cláudio Hummes, sentado a su lado, lo alentó con una frase que lo marcó: «No te preocupes, el Espíritu Santo actúa así». Cuando finalmente lo eligieron, Francisco recordó: «El aplauso fue evidente, fue el final de la tercera votación de la tarde». Y entonces, otra frase de Hummes le quedó grabada para siempre: «No te olvides de los pobres». Esa frase fue determinante para elegir el nombre con el que sería conocido en todo el mundo: «Me quedé pensando en los pobres, los pobres… pá! y San Francisco».
Francisco también se refirió a su rutina cotidiana y su vínculo con el sueño: «A veces sueño cosas lindas, recuerdos, pero no cosas que me torturen». Y aunque no es de soñar mucho, destacó que mantiene un ritmo estricto: «Agarro eso de las 9, voy a la cama, leo hasta las 10, y a las 4 estoy levantado». Incluso dijo que tiene «un reloj especial» que lo hace despertarse «tres minutos antes de que suene el despertador».
Una entrevista inédita de Nelson Castro al Papa Francisco. El Sumo Pontifice autorizó al periodista a publicarla tras su fallecimiento. La voz de Bergoglio en #Telenoche.@telenoche pic.twitter.com/Sa0XLpYpNy
— eltrece (@eltreceoficial) April 23, 2025
El dolor ajeno fue uno de los temas que más lo conmovió durante la charla: «Los chicos que están muriendo de hambre, y en países que podrían solucionar el problema. Chicos soldados, el problema de los niños y de los ancianos abandonados me toca mucho», lamentó.
Tampoco esquivó hablar de su salud mental. Confesó que en 1976, durante la dictadura militar, recurrió por única vez a una psiquiatra: «Fui a ver una señora, era una gran mujer, me ayudó con explicaciones y consejos. A hondazo limpio me aconsejaba. Fueron seis meses que me ayudó muchísimo. La doctora Rubel, una gran mujer».
Esa etapa coincidió con momentos de riesgo extremo: «Imagínese; llevar escondido en el auto de atrás a uno, tapado con una frazada y pasar tres controles de Campo de Mayo desde Buenos Aires a San Miguel. La tensión era difícil, ¿no?».
Francisco reflexionó con naturalidad sobre las neurosis: «Hay que cebarle mate a la neurosis, hay que acariciarla. Son compañeras de toda la vida». Recordó que una vez leyó un libro que lo hizo reír «a carcajadas»: Alégrese de ser neurótico. Y agregó: «Conviene uno saber en dónde le chillan los huesos. ¿Dónde chillan los huesos espirituales? Donde le pica el mate… La neurosis es querer hacer todo rápido, ¿no? Frenate. Festina lente, decían los antiguos… apurate despacio».
Sobre la ansiedad, aseguró: «La tengo bastante domada». Y subrayó: «Tenemos que estar atentos a las neurosis, porque son partes constitutivas de las personas».
En otro tramo del diálogo, habló de su formación y del rol del clero: «Creo que todo sacerdote debe saber algo de la psicología humana. A veces algunos saben por sabios. Estudiar psicología hoy es necesario para pastorar».
También se refirió a sus momentos de mayor tristeza: «La muerte de papá, de mamá; son tristezas hondas, de familia. O son tristezas o preocupaciones de momentos históricos que nos tocó vivir». Dijo que aprendió a convivir con el dolor: «El dolor, usted sabe cómo es. El dolor, si uno es auténtico con el sufrimiento, (piensa) ‘estoy sufriendo’, pero el sufrimiento no se va».
Aunque admitió que a veces se enoja, aclaró que nunca guarda rencor: «Me arrabio, como dicen acá, a veces digo ‘pucha, ¿por qué pasó esto?, qué salame’. Pero de ahí no pasa, no guardo rencores». Y añadió: «Por ahí hay una cosa que me disgusta, qué sé yo, o me la callo para siempre sin rencor o lo enfrento. Me hace daño guardar rencor».
Finalmente, habló de sus problemas físicos: «Tengo una dieta. Se descubrió dónde estaba el origen. Es un desequilibrio entre el páncreas y el hígado. Tengo una dieta que regula eso. No hacer esa dieta era lo que me sobrepasó el peso. Pero no era ese el problema, el problema es que no andaba bien».
Las exequias del Papa comenzaron este miércoles en el Vaticano. Jorge Mario Bergoglio murió el lunes a los 88 años tras sufrir un ictus. En sus últimas palabras registradas en esta entrevista, más allá de la figura papal, quedó el eco de un hombre que eligió la ternura, el humor y la introspección para transitar los desafíos más duros de su vida. Y sobre todo, la firme decisión de no olvidarse nunca de los que menos tienen.