«El trabajo del secretario de Estado, Rex Tillerson, acaba de complicarse», advirtió The Washington Post .
En la última semana, seis funcionarios clave, de mucha experiencia y que han servido a administraciones tanto republicanas como demócratas dejaron los puestos de decisión.
Tillerson estaba en la sede del ministerio discutiendo los posibles candidatos a número 2 para reemplazar a Patrick Kennedy, que ha estado en ese puesto durante nueve años y dimitió días atrás, cuando se enteró de que, además del propio Kennedy, tres de sus altos funcionarios renunciaron inesperadamente.
Los que dimitieron son la subsecretaria de Estado para la Administración, Joyce Anne Barr, el subsecretario de Estado para Asuntos Consulares, Michele Bond, y el embajador Gentry O. Smith, director de la Oficina de Misiones Exteriores. Todos son funcionarios del servicio exterior que han servido bajo administraciones republicanas y demócratas.
A estas renuncias se suma que el secretario de Estado adjunto de Seguridad Diplomática, Gregory Starr, se retiró el 20 de enero y la directora de la Oficina de Operaciones de Edificios de Ultramar, Lydia Muniz, partió el mismo día. Según The Washington Post, eso equivale a una limpieza casi completa de todos los altos funcionarios que se ocupan de la gestión del Departamento de Estado, sus puestos en el extranjero y su gente.