Un swap con China para fortalecer las reservas en dólares

El Gobierno busca activar una parte del acuerdo monetario entre ambos países.


Por Marcelo Bonelli para Clarín.

En el más estricto secreto, el Banco Central comenzó a negociar la posibilidad de convertir el swap de China en dólares para fortalecer las alicaídas reservas de Argentina. Los primeros sondeos estuvieron a cargo de Miguel Pesce y la intención sería activar una parte del acuerdo monetario entre ambas naciones.

La excepcional medida se explora frente al deterioro que tienen las reservas líquidas de la Argentina. Esto, y no otra cosa, es lo que hace subir la cotización del dólar.

Se trataría de obtener un adicional de 3.000 millones de billetes verdes. Ahora en el tesoro del BCRA sólo habría de libre disponibilidad unos 5.000 millones de dólares. La negociación surgió después de la pelea que tuvo Pesce con el ministro Martín Guzmán. Como anticipó Clarín, el titular del BCRA le elevó a Alberto Fernández una propuesta para anular la compra de dólar ahorro por 200 dólares para atesorar. Pesce quiere evitar una devaluación y considera necesario endurecer al máximo el cepo cambiario.

Las ventas de dólar ahorro saltaron a 800 millones en julio y serían de 1.000 millones en agosto. En julio, 4 millones de ahorristas compraron billetes y en agosto –según la actual proyección– serían unos 5 millones de personas. En enero sólo querían dólares medio millón.

Pero el jefe del Palacio de Hacienda se opuso a Miguel Pesce. Guzmán tuvo varios argumentos en Olivos para contradecir al BCRA. Fue un contrapunto bravo. Ahora, Pesce busca otra alternativa: habría estado ya en contacto con Yi Gang, el poderoso titular del Banco Central de China. La operación es delicada y requiere una urgente tramitación: refleja la magnitud de la crisis cambiaria.

También –casi seguro– un diálogo político entre el Presidente y Xi Jinping. Una conversación que –sin duda- alterará a Washington en vísperas de la negociación con el FMI. Argentina ya utilizó dos veces el salvataje. Primero fue Cristina, durante la crisis del 2009 y la corrida cambiaria que controló Martín Redrado. Sergio Massa –jefe de Gabinete en ese momento– y Redrado gestionaron el préstamo.

Después fue Mauricio Macri quien recurrió al auxilio chino. Federico Sturzenegger pidió 3.000 millones de dólares a Beijing. Fue en el 2015, cuando se liberó el mercado cambiario. La política de Sturzenegger terminó con las aspiraciones políticas de Macri: el dólar pasó de 17 a 63 pesos al fin del mandato y con control de cambios.

Guzmán frenó la idea inicial de Pesce de anular el dólar ahorro. Fue el sábado, en la Quinta de Olivos, donde hizo planteos firmes. Hasta ese mediodía, el Gobierno evaluaba la drástica medida cambiaria. La Jefatura de Gabinete estaba de acuerdo con el BCRA.

Pero –como anticipó Clarín– Alberto Fernández dudaba: teme al impacto político de anular la compra de billetes. Por eso, habilitó una ronda de consultas con sus colaboradores. Guzmán fue con los tapones de punta: desaconsejó la medida del BCRA como ya lo había hecho unas jornadas antes con Alberto.

Primero advirtió que cerrar la compra de dólar ahorro podría hacer saltar el billete blue: en Economía se hablaba de un valor de 150 pesos.

El ministro también alertó –en la reunión– que la decisión iba a interferir con el cierre del acuerdo de la deuda externa. Guzmán exigió lo siguiente: una tregua hasta el 28 de agosto, fecha de cierre para que los “lobos” de Wall Street acepten el plan de pagos. La intención es lograr una adhesión superior al 92 %.

Guzmán alertó en Olivos y dijo que una medida tan polémica podría entorpecer el cierre de un acuerdo en Manhattan y ser interpretada como un giro de Alberto hacia una economía más estatista y de controles cerrados.

En otras palabras: una mala señal sobre un estricto control de cambios, que eventualmente puede frenar en el futuro giros al exterior para abonar los vencimientos.

Argentina hizo muchas concesiones para cerrar la negociación externa. Guzmán mejoró en 16.500 millones de dólares la oferta e igualó las cláusulas legales a lo concedido por Ecuador. Larry Fink, el duro “lobo” de BlackRock, festejó esa decisión.

Alberto laudó a favor de Guzmán: postergó la definición. Pero fue salomónico: el debate sobre el dólar ahorro queda pendiente para septiembre. Entre los hombres de negocios, la cuestión cambiaria está al rojo vivo. En la UIA y en ABA sostienen que el recalentamiento cambiario obedece a cuestiones más profundas. Lo trató Miguel Acevedo en una reunión de cúpula. También los banqueros que lidera Claudio Cesario.

En el movimiento empresario se insiste en que el enrarecimiento del clima político genera incertidumbre y deriva en turbulencias cambiarias.

También preocupa la ausencia total de un plan que explique cómo se van a equilibrar los severos desajustes macroeconómicos y evitar la “tormenta perfecta”. Los industriales y banqueros insisten en que la reforma judicial abre la grieta y desgasta al propio Presidente.

Según los hombres de negocios la ofensiva oficial refleja un dato inquietante: el sostenido avance de Cristina sobre Alberto y las limitaciones que la vicepresidenta le impone al Presidente. Eso –a juicio de los hombres de negocios– le mete mucho ruido a la cuestión cambiaria. En la UIA dicen que el tema es primero político y después económico.

La cuestión se habló extraoficialmente en el frío encuentro de Juntos por el Cambio. Hubo un claro vacío de Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal hacia Mauricio Macri. Al ex presidente lo obsesiona la propia cuestión judicial. Macri confió a sus amigos un temor: que Cristina –por venganza- impulsa en la causa del Correo acciones contra sus hijos, accionistas del Grupo Macri.

Pesce buscará –en este tiempo– el dinero de China. El acuerdo binacional tenía una particularidad: en una renovación, Guido Sandleris impuso una absurda autoexigencia. Decía que Argentina debía tener el beneplácito del FMI, para que se desembolse el swap chino.La exigente auto-cláusula fue ahora flexibilizada. El pedido a China no gusta a Washington.

Ocurre cuando el Presidente se metió en un inesperado conflicto diplomático con la Casa Blanca por la conducción del BID. Felipe Solá desaconseja la confrontación. La relación entre el canciller y Gustavo Béliz –el candidato de Argentina- no sería la mejor. Fernández apuesta todo a una derrota electoral de Donald Trump. Ahora, las encuestas lo acercaron al candidato demócrata: CNN dice que la diferencia es de solo cuatro puntos.

Trump vulnera toda la historia del BID, con la candidatura de Mauricio Claver-Carone.

Pero la posición Argentina es débil. Esta semana una información inquietó en la Casa Rosada: México estaría dispuesto a dar quorum para la elección de Carone, aunque vote en contra.

La cuestión se comentó en la íntima reunión que unió a los principales dirigentes del Frente de Todos. Estuvieron Axel Kicillof y los principales intendentes del Conurbano. También Wado de Pedro, Sergio Massa y Máximo Kirchner. Ocurrió el martes. Hubo un diagnóstico descarnado de la situación económica del Conurbano: habrá un cuadro social difícil para fin de año.

Pero un tema fue urticante: el malestar con Sergio Berni. Martín Insaurralde cargó duro contra el ministro de Seguridad. Pero Fernando Espinoza fue directo: pidió la renuncia de Sergio Berni.

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