Se demora la renovación del subte E: Piden mejoras y mayor frecuencia

Además de tener los coches más viejos, ninguno cuenta con aire acondicionado. Crecen los reclamos entre los pasajeros.

Los televisores de la estación Emilio Mitre del subte E proyectan vagones de acero inoxidable, brillantes y asépticos. En las imágenes hay pasajeros sonrientes que dicen a cámara: “Los trenes nuevos no hacen ruido. Tienen rico olor”. Todo ocurre en un spot del Gobierno porteño sobre las formaciones de la línea H reproducido en las pantallas de la E. La filmación, en un contexto de usuarios disconformes, trenes con más de medio siglo de antigüedad, frecuencias laxas y goteras que crecieron a cascadas y hoy tienen su marca amarilla en las paredes, es un contrasentido.

“El servicio es malo: tiene interrupciones, pésima frecuencia y es el más viejo de todos”, enumera Alejandra Dada, psicóloga. Lleva cinco minutos de espera -se convertirán en ocho- en el andén de Emilio Mitre, en Parque Chacabuco. “Siempre tarda. Soy usuaria de las otras líneas y la diferencia en los servicios es notoria. La E quedó rezagada”. La rodean paredes recubiertas con mosaicos mostazas y techos de láminas de chapa, que mantienen el estilo arquitectónico de cuando esa estación fue inaugurada en 1985.

El subte E recorre 9,78 kilómetros entre las cabeceras Bolívar, en Plaza de Mayo, hasta Plaza de los Virreyes, en Flores. Es la única línea que penetra en el sur porteño y funciona como punto de transferencia con el Premetro. “Son trenes viejos, ruidosos, con respiraderos, ningún aire acondicionado. Nada que ver con los de la D o la H. Acá se necesita una renovación de la flota”, dice Andrés Ayala. De lunes a viernes, antes del amanecer, sale de su casa en Villa Soldati rumbo a Caballito, donde hace trabajos de albañilería. “Tomo la primera formación, a las cinco de la mañana. Esa suele ser puntual. Pero al regreso sufro las demoras. Ves -extiende el brazo para mostrar su reloj- el de 12.10 tendría que haber pasado y no ocurrió”. Son las 12.15.

Los usuarios saben que ya no cuentan con la puntualidad del servicio, que “no se puede confiar”, que “con la E es muy difícil calcular un horario de llegada”. “Pueden haber demoras de entre 15 y 20 minutos. No hay respeto. Viajamos malísimo y los días que liberan molinetes peor”, dice Jésica López. A las 7 de la mañana, usa la línea para llevar a su hija al colegio y trasladarse al trabajo: mantiene a su familia limpiando casas. “Es un desastre. Siempre viene retrasado. Además, al no tener buena frecuencia nos agolpamos”, suma Emiliano Cipolla, fumigador con base en el sur de la Ciudad. Acceso a la vivienda, salarios, espacios verdes, infraestructura; las diferencias entre el norte y el sur son visibles, también en la calidad en el servicio del subte.

FUENTE: CLARIN

Entradas relacionadas

Deja tu comentario