Mascherano: el último gran héroe

Aunque una liga menor como la de China parece alejarlo de la Selección, Masche dejó la opulencia del Barcelona para remarla desde el Hebei Fortune con la bendición de Sampaoli.


Por Rodrigo Calegari

No es para cualquiera dejar un club inmenso como el Barcelona por la puerta grande como lo hizo Javier Mascherrano, homenajeado por compañeros, hinchas, dirigentes, periodistas y rivales. Mucho menos renunciar a uno de los mejores vestuarios del mundo sólo por la ambición de jugar. Por el hambre de gloria que sigue intacto hasta que se le dé con la Selección. El título mesquino que ya se le escapó en las cuatro finales que defendió la camiseta argentina. Como escudero de Messi.

«Para saber entrar, hay que saber salir», decía uno de aquellos micros de Menotti en la TV en la década del 80. Y él sabe que saber salir de España va a ser la llave para poder entrar a Rusia. Son decisiones para elegidos. Para distintos. Para jugadores sin matriz que se dan de tanto en tanto y que por su sabiduría, su humildad y su carácter van a seguir siendo necesarios a pesar del tiempo y la distancia.

Manuel Pellegrini, uno de sus formadores en River, lo pidió por lo mismo que le debe haber visto cuando ganó el título en el 2003 y se consagró con el apodo de «Jefecito”. “Mascherano es muy líder”, fue la frase que utilizó el ingeniero chileno para justificar su fichaje en 10 millones de dólares a pesar  de sus 33 años. Allá tendrá como compañero a Ezequiel Lavezzi, acaso el único testigo viviente de que se puede jugar en la Selección aún sin brillar en el Hebei Fortune de China. Y jugará de cinco, la posición en la que Sampaoli lo piensa poner en Rusia, a pesar de que en sus primeras declaraciones había dicho que lo veía como defensor.

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Hay que ser muy líder. Optar por jugar en una liga de menor exigencia para ganar minutos en su cuenta regresiva para el debut ante Islandia, el 16 de junio en Moscú. Cuánto más fácil le hubiese resultado a Mascherano quedarse a hacer la plancha en el Barcelona, disfrutando de las mieles de sus 18 títulos y el respeto reverencial que le tienen hinchas y compañeros. Lo banca nada menos que un tal Messi.

La estatua en Cataluña ya la tenía garantizada desde aquel inolvidable quite a Bendtner que fue fundamental para que el equipo de Guardiola levantara la Champions League en Wembley en el 2011. Estaba sólo ante Valdes, pero como los súper héroes, El Jefecito apareció de la nada para darle vida a todos. Parecido al que le hizo a Robben en Brasil, que fue el pasaporte para la final con Alemania.

En su época dorada del Barcelona cuando las cosas no funcionaban bien en la Selección la crítica era la siguiente: por qué juega de volante central si Guardiola o Luis Enrique lo ponen en la última línea. La respuesta era siempre la misma: qué técnico se anima a dejar afuera de la Selección a un líder positivo como Mascherano en la última oportunidad que tiene para consagrarse definitivamente con la Argentina. En esa época brillaba Gago, pero ahora Gago ya no está.

Mascherano, sea cual fuere su presente, parece tener garantizada su presencia entre los titulares. Los primeros indicios de Sampaoli se verán en los amistosos ante España e Italia, el 23 y el 27 de marzo. Son pruebas de fuego, contra rivales de peso. Partidos que definen posiciones y listas. Titularidades y suplencias.

Pero es Sampaoli también una de las razones por las cuales el Jefecito decidió mudarse a China. El técnico quiere que juegue por lo menos uno de cada tres partidos en su preparación mundialista. En el Barcelona y con Valverde eso parecía imposible.

«Durante el último año jugué cada 15 o 20 días. Y eso empezó a complicarme por mi edad, según he hablado con varios preparadores físicos. Eso me preocupa porque cuando te lesionás y tenés 20 años, te recuperás rápido«, aseguró hace unos días en TyCSports.

De acá hasta el debut en Moscú todos van a ser mensajes, pero el primero que tiene que tener en cuenta Sampaoli es lo que dejó Mascherano en el Barcelona. «Era el momento de despertar del sueño».  Y el mensaje del club para el jugador argentino que nos deja bien parados por varias generaciones más. Gracias Masche.

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Sólo los super héroes se sacan la pilcha para remarla en el día a día. Mascherano vuelve del oro al barro. Tiene el mismo objetivo que tenía cuando vino desde Santa Fe para probarse en River: ser el mejor en lo que hace.

Después de la clasificación en Ecuador fue contundente: «Si Sampaoli decide llevarme al Mundial, mi ciclo con la Selección se termina ahí. No hay más allá. No es por la edad. Quiero priorizar otras cosas como la familia».

El mensaje de Sampaoli fue tan claro como la lectura de Mascherano. Pellegrini y China le aportarán lo único que necesita para reencontrarse con Messi en una cancha, jugar seguido y en la posición que lo quiere el DT argentino para el Mundial.

«Masche, después de tantos partidos y momentos juntos, sobran las palabras. Sabés que te voy a extrañar, va a ser raro llegar al vestuario y no verte sentado al lado mío. Pero bueno nos estamos viendo pronto con la selección», este mensaje de Messi también es para Sampaoli.

No importa el tamaño de la liga ni los rivales ni el prestigio. Importan las ganas, la humildad, el sacrificio y la entrega y estos ítems Mascherano los conoce de memoria. Y sabe como convertirte en héroe.

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