El Presidente contó sus objetivos económicos ante Santilli, Ritondo y Karina. En la Casa Rosada cambiarán la política con los acreditados y lanzan un esquema insólito. Los días de enojo de la presidenta del PJ.
Lunes a la mañana. Los libertarios Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja y los macristas Cristian Ritondo y Diego Santilli estaban reunidos en el despacho que la secretaria general ocupa en el primer piso de la Casa Rosada. Los macristas habían ingresado de modo discreto a una cita acordada la noche anterior entre Ritondo y Santiago Caputo. Llevaban cuarenta minutos de charla y de conjeturas sobre cómo avanzar en una coalición entre La Libertad Avanza y el PRO en el distrito más populoso del país, mientras las disputas de ambas fuerzas en la Ciudad amenazan con convertirse en una auténtica guerra sucia, cuando el Presidente apareció de la nada y, detrás de él, un fotógrafo. Los invitados, que solo le habían informado de la reunión a Mauricio Macri, se sorprendieron. “Qué linda esta foto, es un paso enorme para terminar con el populismo en la provincia de Buenos Aires”, dijo Milei.
El primer mandatario saludó con un abrazo y un beso a Santilli y a Ritondo y se sentó a un costado de una mesa rectangular, para que Karina, El Jefe, se mantuviera en la cabecera. Habló sin parar durante 35 minutos sobre el rumbo de la economía y de lo que espera para los próximos meses. Contó que el acuerdo que se teje con el FMI -que se anunciaría a mediados de abril- será clave para terminar de bajar la inflación y llevarla a algo más del uno por ciento en mayo y a menos de un punto antes de las elecciones; que a partir del anuncio del Fondo trabajarán para reforzar las reservas del Banco Central; que el paso siguiente será levantar el cepo cambiario (último dato: el Gobierno quiere hacerlo antes de las elecciones) y que, después de eso, las empresas podrán moverse libremente en el mercado mundial.