La Mesa del Diálogo tiene algunas patas inestables

Los empresarios están poco dispuestos a comprometerse con el refuerzo de suma fija para los trabajadores al que aspira el Gobierno, y desactivó el paro.

La CGT, empresarios del establishment y la cúpula del Gobierno discutirán finalmente la semana próxima el aumento pendiente de suma fija para todos los trabajadores privados. La reunión se realizará el miércoles, en el marco de la recién creada Mesa del Diálogo de la Producción y el Trabajo.

Ayer ya fue convocado informalmente el encuentro, un compromiso secreto entre Macri y la CGT. Clarín confirmó que el temario será amplio, pero el compromiso político de la Casa Rosada es que el primer tema a negociar sea un refuerzo a los trabajadores de modo de compensar el fuerte impacto del proceso inflacionario sobre los sueldos. Los precios traerán otro salto en octubre.

El Gobierno impulsa la iniciativa y fue parte del acuerdo que alcanzaron Mario Quintana y Jorge Triaca con la cúpula de la central sindical. Así se desactivó el paro.

La intención de la Casa Rosada es que el movimiento empresario se comprometa directa y políticamente con esta compensación salarial. Por eso Mauricio Macri pidió “solidaridad” en la exitosa reunión de IDEA.

Esos aprontes del Gobierno ya provocaron ruidos entre los hombres de negocios. Cristiano Ratazzi alertó: “No hay mucho margen para dar un bono”. Adrián Kaufmman Brea llamará a una sesión urgente de la UIA.

La reunión tripartita se convocará públicamente en simultáneo con el encuentro entre Macri y el Papa. Francisco es un gran impulsor del diálogo social que Cambiemos inicialmente había rechazado. En enero el equipo más cercano al Presidente había volteado una convocatoria similar, que había anunciado –incluso oficialmente– el propio Alfonso Prat-Gay. Marcos Peña y Jaime Durán Barba desactivaron el anuncio. Eran momentos de “autosuficiencia” y se buscó no quedar cediendo frente a las corporaciones.

Pero el tiempo político se modificó. La negociación va a ser llevada adelante por el propio jefe de Gabinete. Ahora el Gobierno busca consenso, acotar la puja distributiva y darle impulso a una economía que no termina de arrancar. Solo los voceros del PRO encuentran “brotes verdes”.

Ayer por la tarde hubo una reunión resevada entre los ministros Triaca, Quintana y Francisco Cabrera. El trío armó la nómina de los hombres de negocios que participarán del diálogo y de la negociación del aumento salarial extra de fin de año. Anoche ya comenzaron a ser convocados. Recibieron llamados los titulares del influyente Grupo de los 6. Se trata de los jefes de la Unión Industrial, Adeba, de la cámaras de Comercio y de la Construcción, la Bolsa de Comercio y la Sociedad Rural.

Para Juan Chediak, titular de la Cámara de la Construcción, será su última gestión. En diciembre lo reemplaza Gustavo Weiss. Chediak transitó con habilidad la tormenta que desataron las graves denuncias de corrupción en la obra pública kirchnerista. Logró amortiguar el impacto sobre la CAC, pero no pudo evitar un desgaste. En su aparición pública de 2014, quien lo relevará, Weiss, tuvo un enfrentamiento con Cristina: denunció la recesión que el Gobierno ocultaba.

Ayer Triaca propuso incluir en la reunión a CAME. Esta entidad y Armando Cavalieri suprimieron el plus de 2.000 pesos en la discusión paritaria, a la espera –precisamente– del miércoles.

La decisión del Gobierno de compensar el deterioro en los ingresos complica las cuentas de todos. Al Estado le amplía un déficit fiscal que el equipo de Macri no logra controlar. En los últimos dos años –y se repetirá el próximo– hubo desequilibrios presupuestarios mayúsculos y crecientes. Los déficits fiscales del período 2015-2017 son de “año de elecciones” y para eso no hay economía que aguante. Axel Kicillof llevó el rojo a más de 4 puntos del PBI. Este año llega al 4,3 y el que viene alcanzaría a 4,5 %.

La ausencia de una política gradual para bajar el desequilibrio hizo que Kicillof le diera irresponsablemente “a la maquinita” y ahora Prat-Gay, al “endeudamiento.” Para cubrir el rojo y bombear la actividad, el año próximo la Argentina necesita aumentar su deuda neta en nada menos que 25.000 millones de dólares. Las cifras por ahora son manejables, pero no se ve una cuestión importante: cómo el fuerte desequilibrio de corto plazo político se empalmará con un largo plazo más prolijo.

Entre empresarios y sindicatos existe una convicción: así, la pauta de inflación del 17% es incumplible. Lo creen también en el FMI, donde igualmente Cristine Lagarde sigue “fascinada “ con Mauricio Macri.

En Economía lo desmienten, en forma categórica. Pero en Washington lo afirman. La sugerencia la recibió el delegado argentino Héctor Torres: Lagarde quiere venir a Buenos Aires para apoyar a Macri; en la Casa Rosada no desean su aval, claramente impopular· Por ahora no habrá viaje. Tampoco se definirán de inmediato los nuevos directores del Banco Central. Miguel Pichetto negocia una propuesta conjunta del peronismo no “cristinista”.

Un candidato es el ex gobernador Rodolfo Gabrielli, aunque la postulación no está cerrada. Sergio Massa promoverá a Angel Mario Elettore, ex ministro de José De la Sota y Juan Schiaretti. Pero negocia un acuerdo con Pichetto: el candidato sería Aldo Pignanelli o un calificado funcionario del equipo de Roberto Lavagna. El peronismo quiere controlar al ortodoxo Federico Sturzenegger.

Como el nuevo titular de YPF, hace una lenta pero constante limpieza de funcionarios comprometidos con la gestión anterior. Ricardo Darré –el reemplazante de Miguel Galuccio– ya desplazó a un vicepresidente clave e iría por la salida de los responsables de las escandalosas cuentas secretas off shore en el contrato con Chevron. w Copyright Clarín, 2016.

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