La euforia en Olivos, el temor de Luis Caputo y la confesión de Federico Sturzenegger

Desde la UIA y ADEBA se estima que la aprobación de la Ley Bases en el Senado “está difícil”. Resulta clave el apoyo de los gobernadores.


Por Marcelo Bonelli

Tras el triunfo legislativo en Diputados, Milei busca la aprobación de la Ley Bases en el Senado. Javier Milei siguió todo desde Olivos. Festejó los triunfos, maldijo a muchos diputados y terminó con una frase de su íntima convicción: “Los tengo agarrados de los huevos”. Usó cábalas bilardistas.

Habló con El Jefe y con Santiago Caputo. Ambos le pasaban las novedades y le avisaban de los trastornos en el recinto. La estrella de Guillermo Francos volvió a brillar en Olivos. Su éxito revalidó una cuestión: es imposible avanzar, sin negociar.

El ministro del Interior no le hizo asco a nada. Escuchó insólitos pedidos y trató de conceder la mayoría. Francos actuó guiado por un solo lema: “Menos trolls y más política”. Acertó. Pero no estuvo solo. La Casa Rosada se alineó: el Gobierno necesitaba un éxito político. Santiago Caputo fue su principal aliado. El Peaky Blinder criollo desactivó al ejército de trolls y colaboró con la negociación. Caputo –imbuido en Tommy Shelby– primero amenazó y después, como el capo de la serie, negoció. Su gestión permitió alinear los astros.

La decisión de Diputados fue trascendente: fue la primera señal de gobernabilidad y de consenso para Milei. Se trató de un logro político, exigido por Washington y el FMI. Gita Gopinath –en su misión a Baires– lo reclamó frente a Milei: “Sus medidas tienen que tener consenso”.

Este jueves, en el FMI decían que Milei corrigió –a tiempo- un camino que lo conducía a un solo lado: chocar con la pared. El Presidente no tiene un cheque en blanco: la delegación de poderes es acotada; el plan de privatizaciones, mínimo.

Francos y Santiago Caputo tuvieron que entregar muchas concesiones: en criollo, comerse varios sapos. Federico Sturzenegger lo admitió en un encuentro secreto con inversores. El banco Santander trajo a Buenos Aires un grupo adinerado de fondos extranjeros. El cónclave fue hace una semana en el hotel Four Seasons. 48 horas de inmersión y nada de paseo.

Los banqueros interrogaron por la actual reforma laboral. Sturzenegger es polémico, pero transparente. Asi respondió: “Sindicatos 1, Milei 0″. Y afirmó: “Si uno no quiere protestas, tiene que quitarle el dinero a los sindicatos. Y eso fracasó”.

La pelea ahora está en el Senado

Ahora, el foco está en el Senado. Este jueves, en la UIA y en ADEBA elaboraban informes. Esos trabajos dicen algo concreto: “La aprobación está difícil”. Un documento top secret que manejan las petroleras también lo admite. En Houston circula ese texto entre varias multi: “Difícil la aprobación. Pero posible”. Y admiten: “Ahora arrancan a negociar con gobernadores a ver si lo dan vuelta”. Milei tiene la fortuna que influyentes hombres de negocios ya están “hablando y ablandando” a senadores díscolos.

La Casa Rosada tiene identificado un bloque independiente que podría darle un golpe mortal a la oposición. Insisten que un interlocutor es Camau Espínola y otro Alberto Weretilneck. Serían seis senadores dispuestos a acompañar. El desafío es doble. Francos tiene que lograr una aprobación y evitar cambios en lo particular: el polémico impuesto a las Ganancias podría hacer volver todo a Diputados. Los patagónicos lo rechazarán. Cristian Ritondo, Rodrigo De Loredo y Miguel Pichetto fueron clave en Diputados. Esta troika le sacó las papas del fuego a Milei. Pero la audacia de un Lilito, Juan Manuel López, les hizo pasar un pésimo momento al PRO y a los libertarios: quedaron defendiendo los curros del Señor del Tabaco.

Hubo cargadas y pases de factura. “Señor pucho”, le gritaban a Ritondo. El PRO –salvo uno– votó en contra y libertarios también .

El oficialismo y el PRO, en estado de ebullición

El bloque oficialista es un cambalache. En el PRO estaban calientes con Martín Menem, porque expuso a su bloque. Ritondo tuvo que aclarar: “Votamos así, porque quedamos que el tema no se trataba”. La sesión –por inexperiencia– corrió peligro. A las 3.30 de la madrugada casi prospera un pedido de cuarto intermedio hecho por el kirchnerista Martín Soria. Aprovecharon un momento de indecisión desde la presidencia de la Cámara. Julio Cobos y Pichetto sofocaron el papelón.

El PRO es una ebullición. Las fuertes diferencias entre Patricia y Mauricio, un calvario. Ya hay varios dirigentes -entre otros Ritondo y Santilli– que entablaron una relación directa con Milei. En el círculo rojo circula con fuerza una propuesta y dicen que el Presidente la evalúa. El plan consistiría en tres etapas: aprobar las reformas en el Senado, firmar el Acta de Mayo y hacer un cambio de Gabinete para relanzar al Gobierno.

La propuesta obedece a una cuestión: existen muchos bolsones de ineficiencia en la gestión de la Casa Rosada. También, buscar ministros que permitan aumentar la base de sustentación política de Milei. Que sea una copia de Diputados.

Milei recibió un informe de gestión. Tiene unas 100 carillas. Ese trabajo cuestiona la inoperancia de muchas áreas. Esto tiene que ver también con las peleas en el gabinete. Nicolás Posse bombardea a Sandra Pettovello y la multi-ministra critica al Mudo. El ministerio de Capital Humano es un colador. Sturzenegger critica la blandura de Francos y también hay un cortocircuito entre el joven Caputo y el Jefe de Gabinete. Ambos disputan áreas de poder en próximas privatizaciones.

También hay cuestionamientos a las actitudes snob de la canciller. Diana Mondino vuelve sin anuncios de China, pero dio en París el primer paso en el largo camino de ingreso de Argentina a la OCDE. Toto Caputo tiene su propio karma. El ministro es criticado por “la profesión”. Son economistas ortodoxos con ideas cercanas a Milei.

El Presidente contragolpea: utilizó sus tres últimas apariciones públicas para apoyarlo y ensalzarlo. En la crítica coinciden Domingo Cavallo, Carlos Rodríguez y Miguel Broda. Lo más rancio de la ortodoxia, y también Carlos Melconian.

El cuarteto dice una cosa: que Caputo no tiene plan y que si no hace correcciones puede recalentarse –en unos meses– la inflación. Toto es sensible a las críticas. A veces lo deprimen y otras lo irritan. Ahora sacó otra personalidad: la de tuitero tardío.

Milei tiró un Exocet: “Mi simbiosis con Caputo es total”. Caputo lo sigue a muerte. Ahora postergó todos los aumentos, para complacer el deseo político de Milei: que en mayo vuelva a bajar la inflación. En la última reunión del equipo económico el ministro dijo: “Abril dará menos de 9. Hay que forzar una baja en mayo”.

Este jueves, el BCRA volvió a bajar las tasas. Pero en ese encuentro se trató de un tema grave. Un tema oculto que inquieta a Caputo. Toto recibió un informe sobre los niveles de liquidación de divisas. Ese texto –con cuadros- precisa que en las últimas jornadas hubo “una baja” en la afluencia de billetes. Varias cuestiones influyeron: lluvias, paros, pero también apatía del campo por el valor del dólar. Este jueves -por suerte- el BCRA recuperó US$ 165 millones. Pero hay una cifra que alerta: existe una proyección de que el campo liquidaría solo un 40% de la cosecha de soja a la espera de una devaluación. El tema es crucial. Caputo admitió el tema en la Fundación Mediterránea: “Sabemos que hay un factor especulativo en la liquidación de la cosecha”.

En la mañana del martes –el día después– llamó temprano a Gustavo Idígoras, mandamás de las cerealeras. Idígoras fue sincero: le dijo que muchos en el campo van a esperar un mejor dólar. Caputo contragolpeó: “Pero yo no voy a cambiar mi posición”. Y afirmó: “Devaluar sería poner todo debajo de un alfombra”.

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