Viajará el fin de semana a España, pero no se verá con el presidente de España, Pedro Sánchez, sino con sus opositores, en un acto de campaña; hizo lo mismo en Estados Unidos, con Trump; críticas por los costos y los alineamientos.
Por Jaime Rosemberg para La Nación
“No va a haber una reunión bilateral, no está previsto”. Tajante, el portavoz Manuel Adorni descartó la semana pasada la posibilidad de que el presidente Javier Milei se encuentre, el fin de semana próximo, con su par español, Pedro Sánchez, a su paso por Madrid.
El inminente viaje de Milei a España, que tendrá como objetivo central mostrar el domingo que viene apoyo concreto a sus aliados del partido de ultraderecha Vox en las elecciones legislativas, tendrá más características de viaje privado que de visita oficial. De hecho, tampoco está prevista una reunión con el rey de España, Felipe VI, y sí planea una charla conjunta con el líder de Vox, Santiago Abascal. El encuentro militante entre Milei y Abascal no se concretará en el momento ideal. Se dará una semana después de que Pedro Sánchez se anotara ayer un triunfo en las elecciones en la región de Cataluña, mientras Vox terminó en quinto lugar, con el ocho por ciento de los votos.
La agenda presidencial para el próximo fin de semana es, a juicio de distintos diplomáticos opositores pero también cercanos, otra evidencia del escaso interés que Milei ha demostrado tener hasta el momento para ahondar vínculos con mandatarios que no coinciden con su visión de mundo y sus políticas públicas. Por el contrario, aliados como Vox, Trump, el actual gobierno israelí o el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, están siempre en el radar y el interés presidencial.
En el caso de España, la ausencia de contacto directo con Sánchez podría entenderse al recordar el duro cruce mediático que sostuvieron, luego del exabrupto del ministro de Transporte español, Ramón Puente, que aludió a un supuesto consumo de “sustancias” del Presidente.
Adorni confirmó hoy que “se trata de un viaje cuyos gastos va a pagar el Estado”, pero puntualizó que la reunión con Abascal “es sólo un pedacito más del viaje”, que incluirá reuniones con empresarios y con el embajador argentino en ese país, Roberto Bosch, entre otras actividades, a confirmarse antes del próximo viernes 17, fecha de salida del Presidente.
No se trata de una excepción: en lo que va de su mandato, Milei visitó Estados Unidos (Washington, Miami, Texas, Los Angeles) en tres oportunidades, y en ninguna de ellas se encontró con el presidente demócrata Joe Biden, aunque sí charló por unos minutos, cara a cara, con su rival, el republicano Donald Trump, en un encuentro de políticos conservadores. En los otros viajes intercaló encuentros con empresarios, como con Elon Musk, o visitas religiosas.
¿Casualidad? ¿Problemas de agenda? Además del viaje a España, Milei llegará en junio a Hamburgo, Alemania, para recibir la denominada medalla Hayek. A pesar de las negociaciones discretas que LA NACION pudo constatar entre ambas cancillerías, aún trabajan en un encuentro con el canciller socialdemócrata Olaf Scholz, aunque ambos podrían cruzarse días antes en la reunión del G7, en Italia, donde el Presidente irá invitado por la anfitriona, la primera ministra Giorgia Meloni, con quien tiene una sintonía política aceitada. Con todo, el encuentro entre Scholz y Milei ya tendría una fecha tentativa: el domingo 23 de junio, en Berlín. “Scholz llegó al poder con la consigna de déficit cero”, comentó una fuente diplomática al tanto de las conversaciones, y optimista sobre la posibilidad de la reunión con Milei.
Otros datos previos confirman la tendencia. En su viaje de febrero a Israel y Europa, Milei se fotografió con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, y luego de ver a Meloni en Roma, sostuvo su audiencia con el papa Francisco. También con Netanyahu, a quien Milei vio en Jerusalén y a quien respalda sin críticas, la sintonía es total, hasta el punto que la Argentina fue uno de los nueve países que votó el viernes en contra de sugerir al Consejo de Seguridad de la ONU la inclusión de Palestina como miembro pleno de esa organización internacional.
Críticas y gastos
“Los presidentes pueden hacer visitas privadas, viajes oficiales o visitas de Estado, aunque para estas últimas requieren de la invitación del país anfitrión. ¿En qué categoría está ir a un acto de campaña para un partido que va a salir tercero? Milei es Presidente de todos los argentinos, antes que simpatizante”, criticó Diego Guelar, exembajador en China, Estados Unidos y Brasil, en referencia al próximo viaje del Presidente a España. “El turismo religioso-político del Presidente le cuesta carísimo al país, y no nos trae ningún beneficio”, agregó a LA NACION el excanciller Santiago Cafiero, en referencia al viaje de Milei a Miami, donde recibió el titulo de embajador internacional de la luz, de manos de la organización judía Jabad Lubavitch.
Desde que asumió, el 10 de diciembre, Milei no ha visitado a sus presidentes vecinos. Recibió, sí, a su par de Paraguay, Santiago Peña, en la Casa Rosada, aunque el vínculo personal parece haber perdido brillo. “En Paraguay creen que el presidente argentino no tiene mucho tiempo para sus pares de la región”, reflexiona sin ironía un diplomático europeo con conocimiento de ese vínculo.
Milei también se saludó brevemente con el uruguayo Luis Lacalle Pou, en el contexto de la reciente reunión de la Fundación Libertad, mientras las cancillerías de ambos países sí trabajan para resolver los temas pendientes del vínculo.
Parece demasiado poco para sus socios del Mercosur, sin contar la frialdad manifiesta con Luiz Inácio Lula da Silva, que enojado por la acusación de “comunista” y la salida de la Argentina de los Brics, sigue sin contestar la propuesta de una reunión, llevada por la canciller Diana Mondino en su visita a Brasil.
Los insultos y acusaciones intercambiados con el colombiano Gustavo Petro, a pesar de la tregua entre ambos, hace prever un vínculo tan frío como el que sostiene con el boliviano Luis Arce o el chileno Gabriel Boric. Fuera de la región, y a pesar del reciente viaje de la canciller Mondino, también la relación con China pasa por momentos de desconfianza mutua, sin solución a la vista, y con el swap de monedas y las inversiones chinas en el país como eje de rumores y controversia.
“Hay que distinguir la forma del fondo. Las formas presidenciales le han servido mucho a Milei para hacerse conocido en todo el mundo, y la convergencia con Estados Unidos e Israel es una manera de ver las cosas, y muy positivo siempre y cuando, con el resto, se hagan las cosas bien”, analizó a LA NACION el exvicecanciller Fernando Petrella, quien matiza las críticas a la política de Milei en su relación con el mundo.