Estrategias de corto plazo en medio de la pandemia

La clase política también luce agobiada por la segunda ola de la epidemia de Covid-19. La Nación y la Ciudad parecen resolver medidas en función del día a día.


Por Emiliano Rodríguez para NA.

Apenas días antes de anunciar un nuevo confinamiento estricto para las zonas del país más golpeadas por la segunda ola de la pandemia de coronavirus, el presidente Alberto Fernández había descartado la posibilidad de ordenar un regreso a una cuarentena de Fase 1.

«La gente no lo resiste, ésa es la verdad», esgrimió Fernández durante una entrevista concedida a una radio porteña, la misma semana en la que, horas más tarde, dispuso un cierre prácticamente total de actividades, al estilo de marzo/abril del año pasado, con motivo de la epidemia de Covid-19.

«Voy a tener un problema sociológico», acotó en aquel momento el jefe de Estado, en referencia a las complicaciones que generan en la población medidas de aislamiento obligatorio como las que deberán cumplir distintas jurisdicciones nacional, al menos, hasta fines de mes, incluyendo a la ciudad y a la provincia de Buenos Aires.

El Gobierno consideraba hasta hace unos días solamente que no estaban dadas las condiciones para regresar a una fase 1, pero el avance de la segunda ola de la pandemia, sumado a las advertencias de especialistas médicos sobre la fragilidad actual del sistema sanitario nacional, forzaron al presidente a tomar una decisión que él mismo había desestimado algunas horas antes.

De cualquier manera, esta nueva instancia de cuarentena estricta encuentra a la Argentina en general en peores condiciones económicas y sociales con relación a 2020, en momentos en los que el país se encamina hacia las 75 mil muertes por Covid-19 desde el inicio de la pandemia y a los 3,5 millones de contagios, de acuerdo con datos oficiales.

El andamiaje productivo doméstico apenas si mostraba ligeros síntomas de recuperación después del verano y de la primera ola de la enfermedad cuando el rebrote de la epidemia y las consecuentes medidas oficiales vuelven a golpearlo, en un contexto de aumento del desempleo, de la pobreza y del costo de vida en general registrado en los últimos meses.

El Gobierno venía aferrándose a los indicadores que señalan una mejora de la actividad económica y a la campaña de vacunación para enarbolar ambos «logros» de la gestión de Fernández en los meses que quedaban por delante antes de las elecciones de medio término previstas para este año.

Sin embargo, la pandemia no da tregua. La estructura productiva nacional se verá afectada y el proceso para inocular a la población avanza con dificultad, por goteo en determinadas jornadas, debido a la escasez de dosis y en medio de denuncias por presuntas irregularidades que impactan en las mediciones de ponderación de gestión de Fernández.

Una luz al final del túnel

Recientes encuestas, de todos modos, mostraron que el jefe de Estado logró revertir la tendencia en alza de las opiniones negativas sobre su labor como primer mandatario en consultas de alcance nacional y las consideraciones positivas comenzaron a incrementarse a partir del progreso de la campaña de vacunación especialmente, más allá de sus complicaciones.

En este sentido, el acuerdo entre el oficialismo y la oposición para postergar por un mes las elecciones legislativas de 2021, en las que el Frente de Todos someterá a escrutinio sus dos primeros años de gestión en el Poder, libera un margen adicional para que Fernández y compañía logren torcer la pulseada que disputan contra la pandemia y la crisis económica -o al menos, procurar encender una luz al final del túnel-.

En las últimas horas, se publicó el DNU del Gobierno con las nuevas medidas restrictivas. Tras conocerse el anuncio oficial, el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, detalló los pasos que seguirá la Ciudad en medio de este rebrote de la pandemia y dispuso suspender por tres días el dictado de clases (presenciales) en la Capital Federal: miércoles, jueves y viernes próximos, tras los feriados del lunes y el martes.

Se trata de una decisión que pareció haber sido tomada con el único propósito de no dar el brazo a torcer frente a la Casa Rosada, implementando una modalidad virtual -por 72 horas- como sí resolvieron otras jurisdicciones. En el caso de la Ciudad, está previsto que esas jornadas educativas se recuperen hacia fines de año, en diciembre.

No obstante, da la sensación de que tanto el Gobierno de la Nación como la administración de la Capital Federal están tomando resoluciones de corto plazo, dejándose guiar por una estrategia prácticamente de día a día, en momentos en los que la política también luce agobiada por la pandemia.

La clase dirigente se muestra desbordada por la situación: de otra manera no se explica por qué el Presidente descarta retornar a una Fase 1 de la cuarentena y días más tarde ordena un confinamiento estricto, a sabiendas de que incluso podría tratarse de una moneda en el aire, dependiendo de los resultados sanitarios que se obtengan.

La población también relajó las medidas de prevención y el Gobierno debe esforzarse para convencer a la sociedad acerca de la importancia de cuidarse frente a la nueva oleada de la pandemia.

Es cierto que existe cansancio, pero el mismo día del anuncio de Fernández -e incluso en horas posteriores- uno de los principales temas de discusión en el país era si continuaba o no el campeonato de fútbol de Primera División.

Finalmente, se resolvió parar la pelota. De todos modos, en el seno del oficialismo, algunos referentes de la coalición también parecen vivir «flotando» en su propia burbuja: esta semana, en uno de los momentos más críticos de la epidemia, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner publicó en redes sociales una carta para referirse a las desventuras judiciales del abogado Fabián «Pepín» Rodríguez Simón.

Se trata de un ex asesor judicial del ex presidente Mauricio Macri y sobre quien pesa una orden de captura internacional librada por la Justicia argentina. Básicamente, un asunto que interesa, en este contexto, únicamente al núcleo duro kirchnerista. Escasa repercusión tuvo la carta, por cierto.

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