Estoy mareado

Mauricio Macri dejó inaugurado un nuevo año parlamentario. Estamos a mitad de su mandato. Es un punto de inflexión en todo sentido. Pero, ¿para dónde vamos?

Por un lado, el presidente de la «derecha ultraconservadora» habilita el debate por la despenalización del aborto y toma otras banderas del feminismo. Recursos de corte transversal a los que ya había recurrido Néstor Kirchner, cuando el humor popular le prendía luces de alerta. El debate por el aborto promete dominar la agenda sin costos políticos para el Gobierno.

El conejo salió de la galera cuando su imagen está en baja y lo putean en todas las canchas, menos en la de Boca. Como hincha de San Lorenzo también me dieron ganas de putearlo en la tribuna cuando Silvio Trucco desnaturalizó el clásico con el equipo de los Barros Schelotto. Al cabo, el Presidente fue el que movió los hilos para bajarlo a Tinelli de la AFA en un tironeo que terminó encumbrando a Chiqui Tapia, yerno de Moyano y reconocido hincha del equipo de La Ribera.

En mi caso el enojo es por cuervo. Pero al lado mío había uno que cantaba con ganas “MMLPQTP” y al final resumió: “Lo mejor de la noche fue putearlo a Macri”. Lo puteaba por las tarifas, por la derecha, los CEOs y otras yerbas. Me lo imaginé al Cuervo Larroque y a Fernando Espinoza agitando en la popular local.

Es un momento raro. La economía crece pero poco. La inflación baja pero poco. En la pelea por los salarios, el Gobierno parece alentar que haya una pérdida contra las remarcaciones. El déficit fiscal primario se ajusta a la meta oficial, pero el financiero asusta. La UIA putea por la apertura de importaciones, mientras el empleo crece, pero poco y sin base industrial.

Es un momento raro. Según el gobierno vamos bien, es gradualismo. Según Kicillof, Zaffaroni y asociados vamos al colapso. «Yo no creo que esto pueda terminar como en 2001. Lo de hoy es nada que ver”, terció el todavía massista José Ignacio de Mendiguren pero recitó su tradicional rosario agorero. Macri intentó insuflar de expectativas su mensaje presidencial ante la Asamblea Legislativa. Dejó atrás la grieta de la que ya estamos todos cansados, pero su principal capital político sigue siendo Cristina Kirchner. Mientras ella esté, el PJ seguirá mareado, como yo.

“Vamos a tratar de mantener un esquema de gobernadores, dejando para el final la posibilidad de que las PASO ordenen al peronismo, pero sin hablar de unidad. Los que buscan la unidad son los que están buscando un refugio, pero la sociedad no quiere eso”, dijo un histórico armador del PJ que ahora trabaja para el peronismo con base en Pichetto y los mandatarios provinciales. Manzur, Urtubey, Uñac y Schiaretti, son el póker que este dirigente propone para la candidatura presidencial de 2019. “Todos quieren ser”, agregó.

El mismo operador me contó, con sorpresa, el resultado de una encuesta que preguntó si Cristina debe ir presa por los casos de corrupción: el 56 por ciento respondió que sí. “No hay manera de que pueda ganar una elección”, reforzó. «La única manera de que Macri llega a 45%, la cifra mágica para evitar un balotaje es si está ella enfrente, con el resto retrocede a su base electoral del 30%», amplió según otro sondeo que pasó por sus manos. Pero al mismo tiempo CFK es la que más votos junta. Todo un dilema para el PJ.

Hoy el plan oficial parece ser aborto, mundial y segundo semestre. Otra vez segundo semestre, brotes verdes y la mar en coche. Total, “lo peor ya pasó”. En el medio saltan escándalos como el de Arribas, nada menos que jefe de los espías, y escandaletes como el de Triaca. Lo de Caputo parece  serio.

Wado de Pedro llegó a tuitear que este es el gobierno más corrupto de la historia democrática y Menem dijo que el único gobierno en el que no hubo corrupción fue el suyo. Jajaja, geniales. Espero que la economía se encamine y que los casos de corrupción se resuelvan como el de Díaz Gilligan, afuera por corrupto o por las dudas.

Pero lo veo dubitativo con el cambio a Cambiemos.  Estoy mareado.

 

 

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