Pero la herida resultó ser muy profunda y el enfermero debió colocarle a Claudia un guante porque no paraba de perder sangre.
Pocos segundos más tarde, Boy Olmi y Fede Bal fueron víctimas de este utensilio y también debieron ser vendados mientras el reloj seguía corriendo sin miramientos.
«Dedos cortados, almas heridas, honor a la empanada argentina», reflexionó el esposo de Carola Reyna mientras intentaba sacar un buen repulgue.